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Ana Barriga: “La impronta que ha distinguido mi trabajo es el desconocimiento”

La artista visual española expone en la Sala Magis de la UCAB, la muestra "Ana Barriga. Saca el pecho", producto de una residencia artística organizada por Cerquone Gallery

  • JUAN ANTONIO GONZÁLEZ

23/10/2022 01:00 am

El espacio en el que Ana Barriga trabaja, queda al fondo de la quinta 117, sede de Cerquone Gallery en La Castellana. La calma y el orden del jardín interior ubicado justo al frente del lugar donde crea la artista española, contrasta con esos pocos metros cuadrados en los que todo parece haber explotado o estar en pleno estallido… de formas, de color, de creatividad. Un Big Bang controlado, eso sí.

Entre los meses de julio y septiembre, Ana Barriga trabajó en una residencia artística organizada por la galería de Walter Cerquone. Y el producto de ese desorden lúdico de tubos de óleo, botes de esmalte y spray, rotuladores, pinceles, papeles, potes de arroz chino usados como depósitos, manchas de colores esparcidas por todos partes y una infaltable radio, es la exposición que se presenta desde este 21 de octubre en la Sala Magis del Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello, con la curaduría de Humberto Valdivieso: Ana Barriga. Saca el pecho.

Un título tan divertido como justo para una mujer-artista, artista-mujer -ella no traza fronteras entre su vida y el arte- que se muestra sin poses, que luce pollina y un mechón azul en su cabello castaño oscuro; lleva los ojos maquillados con un rabillo negro y los labios pintados de rojo brillante.

Ha querido el equipo de Cerquone Projects que algunos pedazos de la artista se queden en Venezuela, pues las obras realizadas para la exposición de la UCAB ya están en la mira de coleccionistas locales.

El diario español La Vanguardia se ha referido a ella como la “nueva reina del arte pop”; lo cierto es que se trata de una de las más destacadas artistas contemporáneas de España, con múltiples exposiciones en su país y fuera de él: en Dubái, Nueva York, Hamburgo, Londres, Berlín, Shanghái…

“El querer ser artista me lo encontré en el camino y lo he agarrado", dice Ana Barriga (CORTESÍA)

Abrazar el mundo
Nació en 1984 en Cuartillos, un pueblo de mil habitantes en Jerez de la Frontera, en la región de Andalucía, donde el contacto con el arte “era cero”. Ana Barriga, con el desparpajo como forma de expresarse, ha dicho en algunas entrevistas que “allí tenía más posibilidades de dedicarme a la prostitución o a vender drogas, que acabar siendo artista”. Es la única artista de una familia de cuatro hermanas.

“El querer ser artista me lo encontré en el camino y lo he agarrado. Fue orgánico. Esto se dio porque cuando eres adolescente en España tienes que elegir qué quieres hacer el resto de tu vida. Como buena adolescente, no tenía ni puñetera idea de lo que quería hacer. Estaba perdida no, lo siguiente… Intenté hace un bachillerato tecnológico, estuve un año y me quité, no quería estudiar eso. Mis padres me dijeron que probara el de Letras. Probé y lo mismo: hice un año y me quité. Le dije a mis padres: ‘Chicos, habéis tenido cuatro hijas y una les ha salido más distraída, que soy yo. No sirvo para estudiar’. Es que ni me interesaban las materias ni era buena, aprobaba pero muy raspada. ‘Bueno cariño, ya lo has intentado dos veces, si no quieres estudiar, a trabajar’”, le dijeron sus padres.

Se empleó en una cafetería, donde servía desayunos. “Y el jefe que tenía fue el que me empezó a guiar. ‘Ana, tú tienes algo. Tú tienes que estudiar. Tienes que estudiar Arte’, me dijo. ‘¡Estás loco!, ¿cómo le voy a decir a mis padres ahora, después de haberme quitado de dos cursos, que voy a estudiar Arte?’, le contesté. “¿Cómo se vive de eso?”. Él insistió mucho y un día se apareció y me dijo: ‘Pues, mira, que te he inscrito para el examen. Ve y hazlo, a lo mejor lo apruebas’”.

Optó para estudiar ebanistería y aprobó. Como su jefe le ajustó el horario, pudo seguir trabajando en la cafetería y estudiando. “La ebanistería se me daba bien. Era fácil, súper sencillo, aprendía bien y encima era creativa. Eso me abrió unas puertas increíbles”, cuenta Barriga, quien al terminar el curso empezó a trabajar en una carpintería. Al año y medio leyó que en Cádiz se dictaba un curso superior de diseño de muebles. Hizo el examen y quedó. Se mudó a Cádiz. “¡Pero si ya tienes trabajo!”, reaccionaron sus padres. “Yo me apaño”, les dijo. “Ya con 18 años me independicé, me fui de mi casa y ya no volví”.

Al diseño de muebles siguieron cursos de Arquitectura efímera y Escultura en piedra. “Luego entré en la Universidad de Bellas Artes y el primer año tenía una asignatura de Pintura que te obligaba a comprar materiales y a pintar. Cuando probé eso, fue el coñazo. También tuve la suerte de que los dos profesores que tenía en primero, me ponían en los concursos de pintura. “Este cuadro lo presentas a tal concurso. Este a tal. Este a tal…”.


Ana Barriga reinterpreta unas máscaras de los Diablos de Yare. Detalle (CORTESÍA CERQUONE GALLERY)

-¿Qué pintaba en ese entonces?
-Pintaba bodegones. Todavía sigo pintando bodegones, pero los actualizo. Yo creo que la impronta que ha distinguido mi trabajo es el desconocimiento. Y cuando hay desconocimiento, tú no tienes miedo a equivocarte, porque no sabes las consecuencias. Eso produce una frescura que desde el principio, como yo no sabía dónde me estaba metiendo, se ha mantenido.

-Diría que su trabajo ha estado guiado por la intuición.
-Sí, totalmente. Es una buena palabra porque la intuición ha sido y sigue siendo lo que me mueve. Y al día de hoy, no tengo a nadie que me diga esto está bien o está mal. Tengo un equipo de trabajo, pero la que decide soy yo. Y parece ser que las decisiones que he ido tomando no son malas. Claro, también está la suerte que he tenido con la gente que se ha topado en mi camino: aquel jefe, aquellos profesores…

-¿Qué reconoció de sí misma cuando comenzó a trabajar ya formalmente?
-Yo creo que todavía me estoy encontrando. La vida no me va a dar tiempo suficiente para encontrarme a mí misma. Imagínate, qué aburrimiento después. Lo que pasa es que tú vas aportando las cosas que te gustan y las que no. Te vas adaptando al ritmo del baile, por decirlo de alguna manera. Una cosa fundamental de mi carrera es la honestidad; eso es lo primero, porque al haberme criado donde me he criado, las ventajas y dificultades que he tenido, eso hace que esto sea un trabajo de verdad. Después, hay una cosa que está muy latente, independientemente de la iconografía que utilice, que es el color. La pintura como materia en sí es una substancia desagradable, y si le quitas el color a un óleo, eso es feo, huele mal, se te pega, mancha, no hay manera que quitárselo. Sin embargo, le pones el color y es como magia.

"Juego, canto, bailo cuando pinto, pero soy muy organizada, a nivel de alemana" (CORTESÍA CERQUONE GALLERY)

-El color, ¿qué representa para Ana Barriga?
-El color es la vida. Es esa agitación, esa vibración, ese estímulo diario.

-Escribió en su statement que su trabajo busca encontrar un “equilibrio entre la razón y la emoción”. ¿A qué se refiere?
-Para ser artista no solo tienes que tener la sensibilidad emocional y pasional, a mí me encanta eso y lo hago, sino que a nivel práctico y cómo vas desarrollando tu carrera, tienes que tener muchísimo control, saber qué tipo de proyectos aceptas hacer y cuáles no. Eso tiene que ser como muy frío a la hora de llevar tu carrera, pero cuando se trata de pintar, evidentemente, allí hay un estudio de composición, de color, de trazo, de iconografía… se podría hacer un despliegue de medios brutal que después es contrastado con la parte emocional, en el sentido que a la pintura la tienes que dejar que tome su autonomía, y así legitimamos el medio, el por qué utilizamos pintura y no otra disciplina.

-¿Tenía alguna propuesta adelantada cuando llegó a la residencia en Caracas?
-Vine a Caracas sin ningún plan, porque de lo que se trataba es que me nutriera de la ciudad a la que iba. Venía sin una idea, y en esto de estar buscando objetos en mercados y tiendas de artesanía -no me llevaron a los mercados de segunda mano radicales, que eran los que yo buscaba-, fue todo nuevo. Ves todo con ojo de turista. Lo que hablábamos antes: bendito desconocimiento.

-¿Juega cuando pinta?
-Juego, canto, bailo… Cuando voy a pintar soy muy organizada, pero a nivel de alemana. Tengo mi horario de trabajo, pinto durante el día, me levanto temprano… Soy como la antiartista. No bebo mientras pinto, no fumo porros, no me drogo. La música sí que es importante para pintar; de hecho, cuando voy a otro país me gusta escuchar la radio, porque es como una ventana al mundo que te va informando de todo lo que está pasando. Luego, el sarcasmo, la ironía son elementos no solo necesarios en mi pintura, sino en mi vida.

-¿Qué quiere expresar con su obra?
-No tengo ni idea (risas). Durante la pandemia, nosotros en el estudio hicimos un mogollón de proyectos, y nos dimos cuenta que no somos médicos, no somos políticos… Entonces, ¿cómo podíamos ayudar al mundo? No lo sabemos, pero sí sabemos que podemos hacer las cosas más bonitas.

Ana Barriga. Saca el pecho se estará presenta en la Sala Magis del Centro Cultural UCAB, en la Universidad Católica Andrés Bello, ubicada en la avenida Teherán, Montalbán, Caracas. El horario es de lunes a viernes, de 9:00 am a 6:00 pm.
@juanchi62





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