Theo Guédez: “Más que ingenuo pienso que mi trabajo es sincero”
El artista venezolano, residenciado en Zúrich, Suiza inauguró en la galería Adhesivo Contemporary, de Ciudad de México, la exposición individual "Del Caribe con amor"
De Catia a Zúrich. De Zúrich a Catia. Theo Guédez vive en un permanente periplo entre el exuberante Caribe, colorido, caluroso y caótico, y la vida apacible, organizada en extremo, de Europa. Pero donde quiera que se encuentre este caraqueño nacido en 1983 siempre lleva consigo el lugar que lo moldeó como ser humano y artista. En su memoria y en cada una de sus pinturas, está Catia, el mismo barrio en el que mucho antes que él, José Ignacio Cabrujas fantaseaba con las películas de Buñuel que veía en el cine Esmeralda.
“Haber nacido en Catia significa todo porque allí están mis raíces -dice Theo Guédez-. Mi barrio es la cuna de mi inspiración. Mi obra es autobiográfica y refleja la vida de todos los que habitamos los barrios marginados del mundo. Haber crecido en Catia significa haber crecido en una casa llena de amor y buenos valores. Significa compartir aunque no tengas mucho. Significa ser empático con el prójimo. Pero también significa haber crecido en un lugar en el que las oportunidades son limitadas. Significa ser un marginal. Significa tener que ser fuerte a pesar de las carencias. Significa abrir tu puerta y enfrentarte con la violencia. Significa aprender a ser desconfiado. Significa estudiar en un sistema educativo de bajo nivel. Significa luchar día a día. Nosotros somos de otra madera, una madera dura que se enfrenta a las enseñanzas diarias, aprendemos de la calle y esa es una educación que no puedes obtener en ningún otro sitio. La vida cruda con todas sus caras bellas pero también feas. En fin, significa que nuestro entorno nos hace ser ingeniosos para sobrevivir y surgir”.




-Sus obras recuerdan a pintores como Feliciano Carvallo o Bárbaro Rivas. ¿Siente que forma parte de los llamados “pintores ingenuos”?, ¿puede ser el arte ingenuo?
-Cuando me di cuenta que pintar es mi pasión, lo hacía sin pensar. Hasta me frustraba porque pensaba que mi trabajo era feo. A pesar de que mis padres nos llevaban a museos cuando éramos niños, mis referencias principales eran los pintores de plaza. Su estética siempre me llamó la atención. Hace cuatro o cinco años mi amigo José Miguel del Pozo vio una de mis obras y me dijo que investigara sobre el artista Bárbaro Rivas ya que mis perspectivas le hicieron recordarlo. Cuando comencé a investigar sobre el maestro quedé impresionado y me sentí identificado no solo con su pintura, sino también con su biografía autodidacta. Desde ese momento empezó a crecer mi interés en otros artistas populares venezolanos como Víctor Millán, Luis Méndez y Manases Rodríguez. No sé si pertenezco al arte ingenuo, pero en el momento que descubrí a estos artistas me di cuenta que mi obra podría pertenecer a un nicho. Más que ingenuo pienso que mi trabajo es sincero.
-Háblenos de las obras en las que utiliza frases de uso común como “Protégeme del mal”.
-Yo que, por ejemplo, vengo de un sitio donde la vida es difícil, frases como "protégeme del mal" o "no hay mal que por bien no venga" me han servido de motivación para seguir adelante. Los proverbios y frases que uso en mis pinturas son citas inspiradoras que pueden ser usadas como guía ya que pueden transmitir sabiduría y pensamientos positivos que pueden beneficiar nuestras vidas si las manifestamos.
-El hecho de ser autodidacta ha sido en su caso: ¿una circunstancia?, ¿una elección?, ¿una manera de negarse a los corsés que impone la academia?
-Mis padres siempre me apoyaron a mí y a mis hermanos en todo lo que nos gustaba hacer. Entonces soy autodidacta por decisión propia. En retrospectiva, creo que mi lenguaje y mi estética no serían los mismos si hubiese sido parte de una academia. Pienso que ser autodidacta te hace un artista puro y libre.
-¿Qué reflexiones le genera el ser inmigrante?
-Ser inmigrante fortaleció mi identidad y orgullo como venezolano. Me hizo valorar más mis raíces.
-¿Existe la posibilidad de exponer su trabajo acá en el país?
-Sería un sueño y un gran honor poder exhibir mi trabajo en casa.
@juanchi62
“Haber nacido en Catia significa todo porque allí están mis raíces -dice Theo Guédez-. Mi barrio es la cuna de mi inspiración. Mi obra es autobiográfica y refleja la vida de todos los que habitamos los barrios marginados del mundo. Haber crecido en Catia significa haber crecido en una casa llena de amor y buenos valores. Significa compartir aunque no tengas mucho. Significa ser empático con el prójimo. Pero también significa haber crecido en un lugar en el que las oportunidades son limitadas. Significa ser un marginal. Significa tener que ser fuerte a pesar de las carencias. Significa abrir tu puerta y enfrentarte con la violencia. Significa aprender a ser desconfiado. Significa estudiar en un sistema educativo de bajo nivel. Significa luchar día a día. Nosotros somos de otra madera, una madera dura que se enfrenta a las enseñanzas diarias, aprendemos de la calle y esa es una educación que no puedes obtener en ningún otro sitio. La vida cruda con todas sus caras bellas pero también feas. En fin, significa que nuestro entorno nos hace ser ingeniosos para sobrevivir y surgir”.

"Mi obra es autobiográfica y refleja la vida de todos los que habitamos los barrios marginados del mundo", dice el artista (CORTESÍA)
Desde esta semana, la Catia de Guédez es mostrada en Ciudad de México, con la apertura de la exposición Del Caribe con amor en la galería Adhesivo Contemporary, ubicada en Dr Atl 62, Santa María de la Ribera, CDMX. Una individual que comenzó a gestarse en diciembre de 2021, cuando el artista, estando en Venezuela, conoció al asesor de arte contemporáneo Leonardo Villarrubia, quien a su vez le presentó a la galerista, curadora, promotora cultural y directora de Adhesivo Contemporary (también venezolana), Edith Vaisberg. “Desde ese momento comenzamos a trabajar juntos para armar el show. La exhibición mostrará obras que produje del año 2021 hasta ahora”, dice Guédez, quien creó las piezas en Vargas, a orillas del Caribe.
La obra de Theo Guédez, tatuador y artista autodidacta, está íntimamente ligada a su vida en el barrio: las calles estrechas con hileras de casas multicolores amontonadas a cada lado; los cerros sembrados de ranchos, las mujeres, los malandros, los motorizados, las “Jaguar”, los niños y los papagayos… Todos representados con una perspectiva que recuerda a la usada en sus pinturas por Bárbaro Rivas.
Desde esta semana, la Catia de Guédez es mostrada en Ciudad de México, con la apertura de la exposición Del Caribe con amor en la galería Adhesivo Contemporary, ubicada en Dr Atl 62, Santa María de la Ribera, CDMX. Una individual que comenzó a gestarse en diciembre de 2021, cuando el artista, estando en Venezuela, conoció al asesor de arte contemporáneo Leonardo Villarrubia, quien a su vez le presentó a la galerista, curadora, promotora cultural y directora de Adhesivo Contemporary (también venezolana), Edith Vaisberg. “Desde ese momento comenzamos a trabajar juntos para armar el show. La exhibición mostrará obras que produje del año 2021 hasta ahora”, dice Guédez, quien creó las piezas en Vargas, a orillas del Caribe.
La obra de Theo Guédez, tatuador y artista autodidacta, está íntimamente ligada a su vida en el barrio: las calles estrechas con hileras de casas multicolores amontonadas a cada lado; los cerros sembrados de ranchos, las mujeres, los malandros, los motorizados, las “Jaguar”, los niños y los papagayos… Todos representados con una perspectiva que recuerda a la usada en sus pinturas por Bárbaro Rivas.

Theo Guédez: "Ser autodidacta te hace un artista puro y libre" (CORTESÍA)
-¿En qué momento se cruzó el arte en su camino?, ¿cómo cambió sus perspectivas de vida?
-Recuerdo un día que estaba en el preescolar y me tocó pintar un paisaje con pincel y acrílico sobre un plato de barro. Los niños alrededor pintaban el sol redondo y en ese momento pensé que el sol brillaba demasiado fuerte para verlo redondo. Entonces lo pinté con un amarillo traslucido desplegado sobre un cielo azul; a partir de ese momento comenzó a crecer mi interés por la creatividad y la pintura. Un día acompañé a mi hermano mayor al centro de Caracas. Tenía aproximadamente 11 años. Esperando en una esquina, mi hermano me mostró su nombre escrito en un poste. Me impresionó que su nombre estuviera escrito en un lugar visible tan lejos de nuestra casa y sin saber lo que era el grafiti ese momento se me quedó grabado.
Y prosigue: “Siendo adolescente, mis padres me inscribieron en un taller de aerografía en el este de la ciudad en el que estuve dos años. En ese tiempo también empecé a darme cuenta de la escena del grafiti que estaba floreciendo. Combinado con mis aprendizajes del taller de aerografía surgió el deseo de hacer un grafiti en mi barrio, y de ahí entré a un portal que me abrió primero las puertas a nuestra ciudad y más tarde al mundo”.
-¿En qué momento se cruzó el arte en su camino?, ¿cómo cambió sus perspectivas de vida?
-Recuerdo un día que estaba en el preescolar y me tocó pintar un paisaje con pincel y acrílico sobre un plato de barro. Los niños alrededor pintaban el sol redondo y en ese momento pensé que el sol brillaba demasiado fuerte para verlo redondo. Entonces lo pinté con un amarillo traslucido desplegado sobre un cielo azul; a partir de ese momento comenzó a crecer mi interés por la creatividad y la pintura. Un día acompañé a mi hermano mayor al centro de Caracas. Tenía aproximadamente 11 años. Esperando en una esquina, mi hermano me mostró su nombre escrito en un poste. Me impresionó que su nombre estuviera escrito en un lugar visible tan lejos de nuestra casa y sin saber lo que era el grafiti ese momento se me quedó grabado.
Y prosigue: “Siendo adolescente, mis padres me inscribieron en un taller de aerografía en el este de la ciudad en el que estuve dos años. En ese tiempo también empecé a darme cuenta de la escena del grafiti que estaba floreciendo. Combinado con mis aprendizajes del taller de aerografía surgió el deseo de hacer un grafiti en mi barrio, y de ahí entré a un portal que me abrió primero las puertas a nuestra ciudad y más tarde al mundo”.

Obra que da título a la exposición de Guédez en la galería Adhesivo Contemporary (CORTESÍA)
-¿El arte ha sido para usted una forma de conjurar el haber crecido en un entorno difícil, “marginal” como le dicen?
-Mis amigos de la escena del grafiti siempre me decían que mi estilo de dibujo podía funcionar bien con el tatuaje. A partir de ese momento comencé mi carrera como tatuador creando un lenguaje propio influenciado también por el barrio y con una estética que está muy lejos del tatuaje convencional. En realidad, el propio barrio me ayudó a salir del barrio. Ya cuando tenía un tiempo tatuando me comencé a dar cuenta que mi estilo gustaba y es ahí cuando me comienzan a hacer invitaciones a estudios de tatuaje en otras ciudades del mundo. Eso me dio la posibilidad de poder vivir de una de mis expresiones artísticas.
-¿Con qué se queda del barrio?, ¿cómo lo representa en su trabajo?
-Me quedo con todo. Yo soy el barrio, yo soy Catia. eso es algo que no va cambiar nunca. Mas bien soy la persona que soy porque he crecido en Catia. A pesar de que he viajado mucho y vivo lejos ahora, mi familia, mis amigos, mi casa siguen estando ahí. Con mi obra muestro que la belleza y lo divino pueden florecer en cualquier situación o lugar del mundo.
-¿El arte ha sido para usted una forma de conjurar el haber crecido en un entorno difícil, “marginal” como le dicen?
-Mis amigos de la escena del grafiti siempre me decían que mi estilo de dibujo podía funcionar bien con el tatuaje. A partir de ese momento comencé mi carrera como tatuador creando un lenguaje propio influenciado también por el barrio y con una estética que está muy lejos del tatuaje convencional. En realidad, el propio barrio me ayudó a salir del barrio. Ya cuando tenía un tiempo tatuando me comencé a dar cuenta que mi estilo gustaba y es ahí cuando me comienzan a hacer invitaciones a estudios de tatuaje en otras ciudades del mundo. Eso me dio la posibilidad de poder vivir de una de mis expresiones artísticas.
-¿Con qué se queda del barrio?, ¿cómo lo representa en su trabajo?
-Me quedo con todo. Yo soy el barrio, yo soy Catia. eso es algo que no va cambiar nunca. Mas bien soy la persona que soy porque he crecido en Catia. A pesar de que he viajado mucho y vivo lejos ahora, mi familia, mis amigos, mi casa siguen estando ahí. Con mi obra muestro que la belleza y lo divino pueden florecer en cualquier situación o lugar del mundo.

El artista trabaja con materiales y soportes diversos (CORTESÍA)
-Sus obras recuerdan a pintores como Feliciano Carvallo o Bárbaro Rivas. ¿Siente que forma parte de los llamados “pintores ingenuos”?, ¿puede ser el arte ingenuo?
-Cuando me di cuenta que pintar es mi pasión, lo hacía sin pensar. Hasta me frustraba porque pensaba que mi trabajo era feo. A pesar de que mis padres nos llevaban a museos cuando éramos niños, mis referencias principales eran los pintores de plaza. Su estética siempre me llamó la atención. Hace cuatro o cinco años mi amigo José Miguel del Pozo vio una de mis obras y me dijo que investigara sobre el artista Bárbaro Rivas ya que mis perspectivas le hicieron recordarlo. Cuando comencé a investigar sobre el maestro quedé impresionado y me sentí identificado no solo con su pintura, sino también con su biografía autodidacta. Desde ese momento empezó a crecer mi interés en otros artistas populares venezolanos como Víctor Millán, Luis Méndez y Manases Rodríguez. No sé si pertenezco al arte ingenuo, pero en el momento que descubrí a estos artistas me di cuenta que mi obra podría pertenecer a un nicho. Más que ingenuo pienso que mi trabajo es sincero.
-Háblenos de las obras en las que utiliza frases de uso común como “Protégeme del mal”.
-Yo que, por ejemplo, vengo de un sitio donde la vida es difícil, frases como "protégeme del mal" o "no hay mal que por bien no venga" me han servido de motivación para seguir adelante. Los proverbios y frases que uso en mis pinturas son citas inspiradoras que pueden ser usadas como guía ya que pueden transmitir sabiduría y pensamientos positivos que pueden beneficiar nuestras vidas si las manifestamos.
-El hecho de ser autodidacta ha sido en su caso: ¿una circunstancia?, ¿una elección?, ¿una manera de negarse a los corsés que impone la academia?
-Mis padres siempre me apoyaron a mí y a mis hermanos en todo lo que nos gustaba hacer. Entonces soy autodidacta por decisión propia. En retrospectiva, creo que mi lenguaje y mi estética no serían los mismos si hubiese sido parte de una academia. Pienso que ser autodidacta te hace un artista puro y libre.
-¿Qué reflexiones le genera el ser inmigrante?
-Ser inmigrante fortaleció mi identidad y orgullo como venezolano. Me hizo valorar más mis raíces.
-¿Existe la posibilidad de exponer su trabajo acá en el país?
-Sería un sueño y un gran honor poder exhibir mi trabajo en casa.
@juanchi62
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