Carl Zitelmann: "Yo no dirijo cine de autor"
"No soy director de actores. Prefiero buscar actores que encajan muy bien con sus personajes", asegura el director de "El vampiro del lago"
Violeta Rojo le confesó a Carl Zitelmann que Un vampiro en Maracaibo, escrita por Norberto José Olivar, era "el libro de vampiros más terrorífico que ella había leído en su vida". En aquel momento Zitelmann, Ingeniero en Computación de la Universidad Simón Bolívar, estaba estudiando cine en Inglaterra y mucho faltaba para convertirse en el cineasta que en 2014 se alzó con el Grammy Latino por Flamingo, canción de La Vida Bohème y que este viernes 1° de junio estrena El vampiro del lago, su primer largometraje.
"Un vampiro en Maracaibo se derrite", pensó Zitelmann. Pero al leer la novela de Olivar, entendió la reacción de Rojo en una época en la que sagas como Crepúsculo minaron y endulzaron la figura del no-muerto. Porque Un vampiro en Maracaibo no es una novela vampírica, sino una investigación basada en el caso real de un asesino en serie que tenía por costumbre beber la sangre de sus´ víctimas. Un hombre que había decidido que había demasiado bien en el mundo, razón por la cual él tenía que balancear, lograr el equilibrio, y hacer todo el mal posible.
-¿Por qué escogió convertir una novela como Un vampiro en Maracaibo en su ópera prima?
-El libro de Olivar es terrible porque es casi un estudio sobre la maldad humana. Está basado en casos reales ocurridos en Venezuela. Uno de ellos en 1930, durante la presidencia de Eleazar López Contreras, y otro en el Maracaibo de 1970. La novela contiene, a mi parecer, un tema profundo y sumamente interesante para una película: la historia de un hombre que era casi la representación de la maldad.
-¿Cuál es el cine que quiere hacer?
-El vampiro del lago representa el cine que quiero hacer. No soy un director de cine de autor; crecí con películas como Volver al futuro, Indiana Jones y Tiburón. Además, soy fanático del cine de David Fincher: Seven, Zodiac, La chica del dragón tatuado. También me encanta el cine de suspenso y crecí viendo las películas de Alfred Hitchcock. Mi cine no es comercial, sino más bien de género, y creo que El vampiro del lago reúne las características del cine que quiero hacer.
-¿Qué le interesa del thriller?
-Es un tipo de género que desde el principio te mantiene al borde del asiento, que no puedes dejar de ver. Es un género que busca la manera de causarte un cierto desasociego, pero al mismo tiempo te genera intriga por saber qué es lo que pasa después.
-¿Cómo concibió la puesta en escena de El vampiro del lago?
-Me inspiré en El silencio de los inocentes, los clásicos del cine de asesinos en serie. Quería que la película fuera sumamente oscura, con mucha textura, pero que a la vez tuviera el carácter venezolano y ese gentilicio tan característico que es el maracucho. A pesar de que es oscura es muy cálida, sus personajes siempre se presentan sudorosos y angustiados. Esa era la sensación que quería transmitir a lo largo de la película.
-¿Qué elementos considera que podrían ser una constante en su cine?
-Aún no hay constancia por tratarse de mi primera película. Para mí la estética es de suma importancia: me formé como director de animación y posteriormente a imagen real, por eso el tratamiento de todo lo vinculado con la imagen estética cobra una importancia muy particular en mi trabajo. También considero fundamental el trabajo con actores. Yo no soy director de actores, prefiero más bien buscar actores que encajarían muy bien en ese personaje y dejar que ellos mismos lo creen. Después de todo, son ellos quienes protagonizan y cuentan la historia.
@cdmamrys
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