“Para la mañana siguiente los siete astronautas Mercury eran héroes nacionales. Y justamente eso parecían. Inclusive teniendo en cuenta que ellos no habían hecho nada más que aparecer en una conferencia de prensa, eran ya conocidos como los siete hombres más valientes de América. Ellos despertaron la más asombrosa aclamación en toda la prensa. Se encontraban en las más sofisticadas publicaciones, así como en los tabloides y en la televisión”. (Tom Wolfe. “The Right Stuff)

Eran momentos estelares de la Guerra Fría. La ventaja manifiesta de la Unión Soviética en la carrera espacial, hacía más apremiante una respuesta de  Estados Unidos. Todo apuntaba a que los soviéticos, ganarían sobradamente la carrera hasta la Luna. No era simplemente el avance científico y tecnológico lo que estaba en juego. Se trataba de la supremacía de las grandes superpotencias, que dominaban el mundo de la postguerra.

Este es el marco histórico en el que se desarrolla la excelente serie “Los Elegidos de la Gloria” transmitida por streaming a través de Disney +. Basada en el libro “The Right Stuff” de Tom Wolfe, la serie presenta no solo el admirable esfuerzo que supuso para Estados Unidos, el desarrollo de una carrera espacial, en la que comenzaban con desventaja. Trata de reflejar aspectos documentales precisos del libro de Wolfe. Deja al descubierto todo el gran drama humano que lleva consigo, un desarrollo cultural y social de esta naturaleza. Algo que sólo es posible contemplar, desde la libertad para expresarlo.

Un aspecto especialmente interesante dentro de la serie, es la contraposición de cosmovisiones e ideologías que presenta. Un lugar central tiene el enfrentamiento entre la ética agnóstica representada por Alan B. Shepard y la ética cristiana protestante representada por John H. Glenn. La primera alcanza el premio merecido, ser el primer norteamericano en el espacio. La segunda deja un panorama de fondo para logros posteriores y permanentes.

Éxito y gloria
La posición personal de cada uno de los siete Mercury estaba bien definida. Eran pilotos de prueba, que tuvieron que aprender a ser astronautas. Un trabajo, que en principio, tenía más de psicológico que de técnico. La posibilidad de superar el miedo ante lo desconocido, era parte fundamental de esta nueva tarea. Se requerían personalidades recias y estables. Que no pactaran con la mediocridad, ni quisieran resaltar sobre el resto. Una tarea difícil para individuos con una formación militar y poco más.

Desde la primera aparición pública resalta la figura de John H. Glenn, quien con el tiempo sería considerado un héroe nacional. A pesar de no ser el primero en subir al espacio, fue el primero en orbitar la Tierra. Su personalidad definida, su elocuencia y en especial sus valores familiares y religiosos, hicieron de Glenn un verdadero prototipo del hombre norteamericano del momento. Una figura que ocasionalmente vuelve a presentarse, en la escena pública del gran país del norte. Algunos alcanzan el éxito y el honor, mientras a otros se les otorga la Gloria de lo permanente.

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