Parece extraño e increíble como a veces las más grandes lecciones de vida suelen ser bastantes duras, y son sin duda alguna esas que duelen y lastiman en lo más profundo de nuestro ser, pero son esas que te sacuden con fuerza y hace de ti un nuevo y mejor ser humano, ese ser humano sensible, lleno de nobles sentimientos y con una fe infinita, que te hace entender nuevamente, que solo Dios tiene la última palabra y que mucho vale cada minuto de vida.

Es impresionante como situaciones incontrolables por los seres humanos, logran representar la mayor reflexión vida aquí en la tierra, y en tiempos de crisis, pandemia y aislamiento, decidir vivir de manera diferente es una opción, dejarse vencer también lo es. Es indiscutible que luego de estas situaciones que afectan a todo el mundo, el despertar de conciencia de todos y cada uno de los ciudadanos, debería estar enfocado no solo en querer vivir sino también en saber vivir.

Si saber vivir, y por fin entender que solo Dios marca nuestro destino, que poco importa cuán rico e influyentes seas, si tu cuerpo es vulnerable a enfermedades como el de cualquier otro, que nada vale sentir orgullo y luchar constantemente por toldas políticas y colores partidistas, si pisamos y nos duele el mismo suelo, que no se puede seguir viviendo indiferente al dolor y tristeza de otros, que mucho vale la unión familiar y que poco importa el tiempo que dedicas a estar conectado en tu teléfono móvil, que el amor y el perdón son las únicas armas para combatir la maldad, que la educación es primordial para conquistar un mejor país, que la mejor lucha es la que se hace y que la tierra merece admirables habitantes .

Cuando culmina un año reflexionar sobre nuestras vidas es algo habitual, pero este año reflexionar sin accionar no será suficiente, esta vez nuestro compromiso deber ser primero con Dios que sigue apostando y confiando siempre en nosotros, con el mundo que nos rodea por hacerlo cada vez mejor y entender que no somos sus dueños y que él no nos pertenece, por el contrario nuestro paso por él debe estar lleno de agradecimiento, por todo los que nos regala y nos presta, que ya basta de tanta discusión y polémicas absurdas, que un nuevo mundo se construye con la opinión e ideas de todos sus individuos, que vivir no deber ser un reto, sino la meta que representa tu propósito de vida.

Reflexionar de cómo se vive, te convierte en mejor ser humano, porque no existe vida inútil en la tierra, y lo que siembras de la mano de Dios siempre tendrá sus frutos, vivir es un hermoso regalo, que se te concede por la gracia de Dios, saber vivir es una elección que debes asumir con dignidad y compromiso, y vivir por siempre son huellas que dejas a tu paso, y Dios te lo recompensa y la humanidad lo recuerda.

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