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El legado de la Junta Superior Gubernativa

RICARDO GIL OTAIZA. Mérida: posiblemente haya en tu futuro no muy lejano otro 16 de septiembre, otras juntas superiores gubernativas, otros héroes civiles y eclesiásticos, otras mujeres y hombres...

  • RICARDO GIL OTAIZA

28/10/2018 05:00 am

A propósito de los sucesos del 16 de septiembre de 1810 en Mérida, el Cabildo Abierto creó la denominada Junta Superior Gubernativa de Mérida, también llamada: Junta Superior Patriótica. La Junta, como ha de suponerse, era conservadora de los derechos de Fernando VII, como la de Caracas. Pero no nos dejemos confundir. Ese nombre, nos advierte Gil Fortoul, fue por atenerse “a la necesidad de no alarmar a los pueblos con bruscas novedades, según confesión de los propios revolucionarios” (en Testimonios merideños de Carlos César Rodríguez, 1996). Recordemos que así fue en muchos países latinoamericanos”; concluye. Al respecto la Junta quedó constituida por 12 personalidades entre civiles y eclesiásticos (lo más conspicuo de la sociedad local), ellos fueron: D. Antonio Ignacio Rodríguez Picón, D. Juan Antonio Paredes, D. Vicente Campo Elías, D. Antonio María Briceño, D. Blas Ignacio Dávila, D. Fermín Ruiz Valero, D. Lorenzo Aranguren, Pbro. Dr. D. Mariano de Talavera, Pbro. Dr. D. Francisco A. Uzcátegui, Pbro. D. Enrique Manzaneda y Salas y el Rvdo. P. Fr. Agustín Ortiz. La presidía el celebérrimo Rey Chiquito, el prócer Antonio Ignacio Rodríguez Picón, por ser quien mayor apoyo recibió de parte de los asistentes al ser Teniente de Justicia Mayor, presidente del Cabildo y “para premiar su conducta”, lo advierte Carlos Chalbaud Zerpa en su Historia de Mérida, 2010. 

La Junta Superior Gubernativa de Mérida, como máximo poder de la provincia, se dedica entonces a tomar una serie de medidas en los distintos campos del acontecer de la entidad. Nos dice Julio César Tallaferro, en Mérida, Independencia, Universidad y Constitución (1810-1812), 2006, que la Junta procede a “dar inicio a la emancipación merideña…, tanto de Maracaibo como de España; segundo: crear una Universidad (de lo que difiero, ya que a mi modo de ver, y tomándose como base el Acta de la Junta emitida el 21 de septiembre de 1810, “ha ampliado el favor hecho anteriormente por su Majestad, al Colegio Seminario de esta capital”); tercero: organizar la provincia con la creación de un Tribunal de Alzada para conocer en segunda instancia de los asuntos militares, de hacienda y políticos…”. 

De igual modo, la Junta crea comisiones, designa comandantes, procuradores, administradores, atiende a las poblaciones indígenas y abre todo un abanico de posibilidades para el crecimiento y la riqueza de la provincia. Esto en consonancia, como ha de suponerse, con las aspiraciones de los dos grandes poderes en ella representados, que buscan resarcir a la provincia de las mezquindades recibidas por parte de la monarquía, y de resarcirse (cómo negarlo) de la negación que como patricios y eclesiásticos habían sido objeto, al tener que doblar la cérvix ante autoridades desconocidas y lejanas; ajenas muchas veces (casi siempre) de las vicisitudes propias de una provincia encerrada entre montañas, y con poco acceso al resto de Venezuela y del mundo. 

Mérida: posiblemente haya en tu futuro no muy lejano otro 16 de septiembre, otras juntas superiores gubernativas, otros héroes civiles y eclesiásticos, otras mujeres y hombres de a pie, que alzarán sus voces contra el quiebre, el despotismo y el desarraigo del presente. Tal vez otros vendrán y ya no estaremos nosotros acá para contarlo, pero quedarán nuestras voces y escritos como testigos “silentes” de que hicimos el intento por estar a la altura del momento histórico. 

@GilOtaiza 

rigilo99@hotmail.com
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