La obesidad y los GLP-1
El reto ahora es no solo científico, sino económico. ¿Podrán estas nuevas terapias llegar a millones de personas sin quebrar los sistemas de salud?
Primero fueron las inyecciones. Medicamentos como Ozempic y Mounjaro marcaron un antes y un después en el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2. No solo ayudaron a controlar la glucemia, sino que permitieron perder peso de forma sostenida, algo que parecía imposible. Pero estas soluciones, basadas en péptidos inyectables, vinieron con limitaciones: alto costo, necesidad de refrigeración y el rechazo de muchos pacientes a las agujas. Ahora llega una segunda ola: los GLP-1 orales. Una píldora diaria que logra lo mismo —o casi— que las inyecciones. El ejemplo más avanzado es orforglipron, un medicamento de Eli Lilly que, en estudios clínicos, redujo la hemoglobina A1c en 1,6% y ayudó a perder 16 libras en menos de un año. Todo esto sin jeringas, sin cadenas frías, sin barreras.
Este avance representa un logro químico notable. A diferencia de los péptidos, orforglipron es una molécula pequeña, estable en el sistema digestivo, que activa el receptor GLP-1 con alta especificidad. Es más fácil de fabricar, almacenar y distribuir. Es, en otras palabras, más accesible. Pero no todos los intentos han tenido éxito. Pfizer abandonó su candidato danuglipron tras señales de toxicidad hepática. Otros laboratorios intentan fórmulas más sofisticadas: moléculas que activen más de un receptor hormonal del metabolismo de la glucosa, o que reduzcan efectos secundarios molestos como náuseas y vómitos. En este terreno, la química aún va detrás de la biología.
Este avance representa un logro químico notable. A diferencia de los péptidos, orforglipron es una molécula pequeña, estable en el sistema digestivo, que activa el receptor GLP-1 con alta especificidad. Es más fácil de fabricar, almacenar y distribuir. Es, en otras palabras, más accesible. Pero no todos los intentos han tenido éxito. Pfizer abandonó su candidato danuglipron tras señales de toxicidad hepática. Otros laboratorios intentan fórmulas más sofisticadas: moléculas que activen más de un receptor hormonal del metabolismo de la glucosa, o que reduzcan efectos secundarios molestos como náuseas y vómitos. En este terreno, la química aún va detrás de la biología.
El reto ahora es no solo científico, sino económico. ¿Podrán estas nuevas terapias llegar a millones de personas sin quebrar los sistemas de salud? ¿Se abaratarán los costos al eliminar la vía inyectable? ¿Cuál será el impacto de una píldora capaz de combatir la obesidad a escala planetaria? Con más de mil millones de personas en el mundo que viven con sobrepeso o diabetes tipo 2, estamos ante un cambio potencial de salud pública global. Si estas píldoras cumplen lo que prometen, estaremos frente a una revolución médica, tecnológica y social de gran escala. Y todo comenzó con una simple hormona: el GLP-1.
@rrangelaldao
1. https://www.nytimes.com/2025/04/17/health/pill-glp-1-eli-lilly.html
2. https://www.science.org/doi/epdf/10.1126/science.ady2624
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