Los cristianos del mundo entero nos acercamos a la celebración de la Navidad, fiesta central del año litúrgico que conmemora el nacimiento de Jesucristo. Una época propicia para la reflexión, el reencuentro y la unión. Papa Francisco dio la bienvenida el pasado 7 de diciembre a las delegaciones que donaron los símbolos navideños para la Plaza de San Pedro y el Aula Pablo VI; en el encuentro mirando finalmente a los pesebres provenientes de Belén, el Papa constató que, aún en su diversidad, existe «el mismo mensaje de paz y de amor «dejado por Jesús. Son un recuerdo para quienes, «en la tierra donde nació el Hijo de Dios», sufren «el drama de la guerra», exclamando Con lágrimas en los ojos elevamos nuestra oración por la paz. ¡Basta de guerras, basta de violencias!
En efecto, la sombra de la guerra sigue su curso en el mundo. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha superado los 1000 días con un coste humano y material inmensurable; la guerra en Gaza se ha extendido por más de un año, con un panorama humanitario crítico habiendo tenido también un frente en el Líbano; en Sudán el conflicto interno iniciado en Jartum en 2023 después de meses de tensiones entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido ha causado la muerte de más de 14 000 personas y el desplazamiento de más de 10 millones de ciudadanos. A esta terrible lista, que es un fracaso para la humanidad, se le suman las penosas situaciones de crisis en Haití, la guerra civil birmana, la emergencia humanitaria en la República Democrática del Congo, el retroceso de los derechos humanos en Afganistán, entre otros.
Ante el aumento de los flujos migratorios, es fundamental hacer referencia a la convención sobre el Estatuto de los Refugiados Art. 4: "El Estado contratante concederá a los refugiados que se encuentren en su territorio un trato al menos tan favorable como el concedido a sus nacionales en lo que respecta a la libertad de practicar su religión y a la libertad de educación religiosa de sus hijos". Art. 33: "Ningún Estado Contratante podrá expulsar o devolver (' refouler ') a un refugiado en forma alguna a las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligren por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política."
El ecumenismo en este contexto es central. Papa Francisco ha tomado esto como un vector de su pontificado acercándose a las Iglesias Ortodoxas orientales, con hitos como la participación del Patriarca Bartolomé I de Constantinopla en su toma de posesión o la declaración conjunta del papa Francisco y el Patriarca Cirilo I que se realizó el 12 de febrero de 2016 durante el encuentro en La Habana, Cuba, llamando a la unidad cristiana, así como reuniones con miembros de la Iglesia Asiria de Oriente, el anglicanismo, el luteranismo, entre otros.
En efecto, la sombra de la guerra sigue su curso en el mundo. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha superado los 1000 días con un coste humano y material inmensurable; la guerra en Gaza se ha extendido por más de un año, con un panorama humanitario crítico habiendo tenido también un frente en el Líbano; en Sudán el conflicto interno iniciado en Jartum en 2023 después de meses de tensiones entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido ha causado la muerte de más de 14 000 personas y el desplazamiento de más de 10 millones de ciudadanos. A esta terrible lista, que es un fracaso para la humanidad, se le suman las penosas situaciones de crisis en Haití, la guerra civil birmana, la emergencia humanitaria en la República Democrática del Congo, el retroceso de los derechos humanos en Afganistán, entre otros.
En más de 60 países de todo el mundo existen formas de persecución o discriminación por motivos religiosos. En estos días decembrinos, pensamos especialmente en los más de 365 millones de cristianos a nivel mundial, lo que representa uno de cada siete, que enfrentan persecución y discriminación creciente, según reveló el último Informe de la Lista Mundial de la Persecución (LMP) de 2024 elaborado por la organización Puertas Abiertas.
En el mismo informe se explica que la situación para los cristianos en países como Corea del Norte, Somalia, Libia, Eritrea, Yemen, Nigeria, Pakistán, Sudan, Irán o Afganistán es crítica. Ser descubierto como cristiano en Corea del Norte es una sentencia de muerte. En Somalia, uno de los objetivos de Al-Shabaab, un grupo extremista es acabar con la presencia cristiana en el país. En Libia, en el medio de un Estado fallido, inestable y anárquico, Los conversos de origen islámico sufren la presión más intensa de la familia y la comunidad. En Yemen, la crisis humanitaria provocada por diez años de guerra civil con la presencia de grupos extremistas como los hutíes también ha aumentado la presión sobre los cristianos.
En el derecho internacional la libertad de religión o de creencias está garantizada por el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este derecho comprende la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección [...]."; el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad [...], individual o colectivamente, tanto en público como en privado, de manifestar su religión o sus convicciones por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia” y la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones.
Ante el aumento de los flujos migratorios, es fundamental hacer referencia a la convención sobre el Estatuto de los Refugiados Art. 4: "El Estado contratante concederá a los refugiados que se encuentren en su territorio un trato al menos tan favorable como el concedido a sus nacionales en lo que respecta a la libertad de practicar su religión y a la libertad de educación religiosa de sus hijos". Art. 33: "Ningún Estado Contratante podrá expulsar o devolver (' refouler ') a un refugiado en forma alguna a las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligren por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política."
El ecumenismo en este contexto es central. Papa Francisco ha tomado esto como un vector de su pontificado acercándose a las Iglesias Ortodoxas orientales, con hitos como la participación del Patriarca Bartolomé I de Constantinopla en su toma de posesión o la declaración conjunta del papa Francisco y el Patriarca Cirilo I que se realizó el 12 de febrero de 2016 durante el encuentro en La Habana, Cuba, llamando a la unidad cristiana, así como reuniones con miembros de la Iglesia Asiria de Oriente, el anglicanismo, el luteranismo, entre otros.
Por supuesto, el diálogo interreligioso abierto y respetuoso es un imperativo. Tender y construir puentes entre el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam como las tres grandes religiones monoteístas así como con otras confesiones religiosas, se torna urgente ante el anhelo compartido de todos por la paz.
Con la esperanza de un futuro en paz y fraternidad, les deseo una Santa y Feliz Navidad.
Dylanjpereira01@gmail.com
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