¿Cómo construir a Venezuela?
En la economía surgen varias soluciones que dependen de nosotros. Empresarios y trabajadores están ofreciendo un cambio de modelo de negocio trascendental
Sí, me refiero a construir un país que ya existe, pero de manera insatisfactoria. Aunque, por lo que voy a exponer, creo que podemos hacer “borrón y cuenta nueva”.
Según lo que dice Douglass North, Premio Nobel por sus trabajos en economía institucional, hay que reconocer que el reto es significativo. Los economistas institucionalistas son aquellos que explican el comportamiento y resultados económicos basados en las instituciones y cultura de la sociedad, no por variables económicas.
North, en Transaction Costs, Institutions, and Economic Performance, señala la enorme diferencia entre los países de origen anglosajón y los de origen hispánico. Con base en esas diferencias fundacionales, explica buena parte de los resultados. En los anglosajones, los gobiernos y Estados fueron formados por sus ciudadanos, que venían huyendo de la persecución política de su gobierno. Mientras que en los países de origen hispánico, los gobiernos y los Estados fueron fundados por la Corona, cuyos ciudadanos fueron enviados por el monarca. North señala que los poderosos no limitados por el pluralismo o reparto de poder entre varios sectores…” estructurarán las instituciones para maximizar su beneficio personal, en lugar del beneficio social, de modo que las instituciones existentes no siempre minimizarán los costos de transacción” (Op. Cit. Pág.5).
Estas diferencias implican que las reglas de juego de los países anglosajones están orientadas a salvaguardar las cuotas de poder de los ciudadanos y a velar por su riqueza y bienestar. En cambio, las reglas de juego de los países de origen hispánico surgieron del interés del rey por asegurar tierras, riqueza y el poder de la corona. Y así seguimos.
Los Premios Nobel de 2024, Daron Acemoğlu y James Robinson, por sus obras Por Qué Fracasan Las Naciones y El Pasillo Estrecho, muestran que sólo aquellos pocos países que logran 1. un equilibrio entre la concentración y la dispersión del poder a través del pluralismo democrático y 2. equilibrar la concentración de la riqueza o colectivismo versus el liberalismo extremo a través de modelos de economía social de mercado son democráticos, desarrollados, de bienestar generalizado y regímenes estables. La mayoría de los países, los que no logran esos dos equilibrios, son poco o no democráticos, pobres, de regímenes inestables o sujetos a represión política. En El Pasillo Estrecho, Acemoğlu y Robinson demuestran que la minoría de países desarrollados que han equilibrado las cuotas de poder político y económico lo han logrado, bien porque nacieron así, como algunos países anglosajones, o bien porque le arrancaron el poder al Leviatán.
La gran oportunidad que se nos presenta a los venezolanos es la de domar al Leviatán. El reto lo tenemos que plantear de manera inteligente: 1. En vez del “quítate tú pa’ ponerme yo”, podemos organizarnos para ofrecer soluciones “ganar-ganar” a los miles de problemas y necesidades urgentes, “espacios vacíos”, que ha dejado la autodestrucción del Leviatán. Esto significa construir “de abajo hacia arriba”, en vez de hacerlo “de arriba hacia abajo”, tantas veces fracasado en los cambios de regímenes que ha tenido Venezuela. 2. Hacerlo “en equipo”, no individualmente. Esto último se desprende de lo que dice Yuval Harari en Sapiens: El homo sapiens le ganó al neandertal porque el primero se organizó en grandes equipos de varias familias, mientras que el segundo sólo operaba con sus propios familiares inmediatos. Lo mismo nos dijo Arturo Uslar Pietri en uno de sus artículos en El Nacional: “La libertad y los derechos humanos no se sostienen individualmente; para lograrlo, hay que organizarse entre quienes tienen los mismos intereses para sostenerlos.” Esto implica que nuestras alianzas, acuerdos de coopetición, cámaras, gremios, sindicatos, partidos, etc. son esenciales en esta construcción. Es decir, “solos no nos vamos a salvar”. Ni el poder nos lo van a repartir.
En la economía surgen varias soluciones que dependen de nosotros. Empresarios y trabajadores están ofreciendo un cambio de modelo de negocio trascendental. En vez de enfocarse en altos precios y bajo volumen, múltiples empresas se han volcado a manejar altos volúmenes a menores precios y con calidad. Esto implica el surgimiento de un empresariado que pone por delante servir, ante otros intereses. Las cámaras empresariales sectoriales son clave en racionalizar los mercados. Las cámaras regionales son clave en promover una novedosa fórmula económica, y político-administrativa, la del Mercadeo de Localidades. Estos proyectos parten de un grupo promotor, incluyendo alcaldía, empresas, cámaras, trabajadores, sindicatos, medios de comunicación, institutos de formación, entre otros actores, para impulsar inversiones que fortalezcan cada eslabón de las cadenas más competitivas de cada región.
En lo político, el surgimiento de una nueva Venezuela se basaría en el surgimiento de un nuevo modelo de ser político. No se trata ya de serlo para alcanzar y disfrutar del poder, sino para servir a los ciudadanos a quienes se dice representar. En este sentido ya hemos avanzado: Las encuestas revelan que la mayoría de la población deja claro que el papel esperado de los políticos NO es que lleguen al poder sino que se ocupen de soluciones de los problemas ciudadanos.
@joseagilyepes
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