Que impulsan a las personas a manipular negativamente a los demás?. Es un intento obvio de obtener lo que quieren, pero sabemos que los comportamientos están motivados por factores más profundos. El elemento predominante en la manipulación crónica es siempre una cuestión de poder y control. Los manipuladores no nacen manipuladores. Ellos aprenden. Lo aprenden de papá, de mamá, con papá, con mamá; de abuelos y con los adultos que los están criando. Una práctica por sus circunstancias pasadas. Que la van repitiendo.

Los manipuladores están motivados por la necesidad de poder y control sobre cada situación. En algunos casos, esto puede surgir de un trauma pasado, en un intento de predecir lo que se avecina y sentirse más seguros en el momento. En circunstancias más tortuosas, es un método para controlar a los demás para obtener resultados como el apalancamiento personal, la necesidad de sentirse mejor que los demás, un intento de llamar la atención o el deseo de tener una ventaja. Los manipuladores que anhelan el poder y la ventaja sobre los demás a menudo recurren a la intriga para lograr lo que quieren. Usan las emociones para dominar a los demás y para llamar la atención, particularmente cuando sienten que las situaciones están fuera de su esfera de influencia. De hecho, muchos manipuladores crónicos evitarán situaciones sobre las que sienten que no tienen control porque prefieren resultados predecibles que se alineen con sus propios deseos.

Los manipuladores crónicos pueden haber comenzado a usar estas tácticas como métodos de supervivencia, una forma de auto preservación o incluso en respuesta a sentimientos de insuficiencia personal. Sin embargo, cuando estas acciones se disparan hasta el punto de interrumpir relaciones sanas, se vuelven dañinas. Son las situaciones que crean entornos interpersonales insalubres y peligrosos y, con el tiempo, estos comportamientos pueden volverse patológicos. Comprender qué impulsa a los manipuladores a tratar a los demás de manera tan poco saludable es vital para reconocerlo y tomar las medidas necesarias para detenerlo. Solo cuando comprendes un comportamiento puedes realmente intervenir para tratar de satisfacer esa necesidad de una manera más saludable.

En las relaciones manipuladoras y malsanas, una persona generalmente se niega a asumir la responsabilidad de cualquiera de sus comportamientos dañinos, o de cualquier resultado negativo en la relación. Esto también puede tomar la forma de culpar a otros por sus propias emociones en lugar de reconocer esos sentimientos y explorar su origen. Si te encuentras en un patrón en el que una persona se ve constantemente obligada a disculparse para "mantener la paz", es una fuerte señal de que algo anda mal. Los manipuladores están motivados por la necesidad de poder y control sobre cada situación. En algunos casos, esto puede surgir de un trauma pasado, en un intento de predecir lo que se avecina y sentirse más seguros en el momento. En circunstancias más tortuosas, es un método para controlar a los demás para obtener resultados como el apalancamiento personal, la necesidad de sentirse mejor que los demás, un intento de llamar la atención o el deseo de tener una ventaja.

Los manipuladores crónicos pueden haber comenzado a usar estas tácticas como métodos de supervivencia, una forma de auto preservación o incluso en respuesta a sentimientos de insuficiencia personal. Sin embargo, cuando estas acciones se disparan hasta el punto de interrumpir relaciones sanas, se vuelven dañinas.

En fin, son las situaciones que crean entornos interpersonales insalubres y peligrosos y, con el tiempo, estos comportamientos pueden volverse patológicos. Comprender qué impulsa a los manipuladores a tratar a los demás de manera tan poco saludable es vital para reconocerlo y tomar las medidas necesarias para detenerlo.