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Lo que el campo espera

Para muchos el tiempo de producir se ha agotado o están descapitalizados, por lo que se necesitan nuevos agroinversionistas y capitales cuya atracción depende de un entorno adecuado y seguridades a la propiedad, inversión e iniciativa privada

  • PEDRO E. PIÑATE B.

27/06/2024 05:01 am

Sobre la agricultura y la relación debida gobierno-agricultores, una importantísima observación que trasciende en el tiempo y el espacio global, hizo en 1956 en su Mensaje Especial al Congreso de los Estados Unidos, el presidente Dwight D. Eisenhower: “El rol propio del gobierno, sin embargo, es el de asociarse con el productor - nunca ser su amo”. Y agregó: "Por todos los medios posibles debemos desarrollar y promover esa asociación, con el fin de que la agricultura continúe siendo una base sólida y duradera para la economía y que la vida en la finca puede ser una experiencia provechosa y satisfactoria". Ese mismo año también sobre el agro a los académicos ilustró: "La agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está a mil millas del campo de maíz”.

De como este par de observaciones agrícolas del gran estratega militar y civil del siglo XX vienen al caso de nuestra tan golpeada agricultura, es de señalar en primer lugar que nuestros productores como hombres y empresarios libres, rechazan y rechazarán a todo gobierno que intente ser su amo. Y es que precisamente por ese obstinado accionar gubernamental que lleva 25 años en su objetivo comunista, el campo venezolano se vino a menos, comprometiéndose gravemente la producción y oferta nacional de alimentos. En segundo lugar, pretender dirigir nuestra agricultura, sin saber ni estar interesada en ella, dándole la espalda al campo, ha sido todo un retroceso.

Por todo esto, ahora que los vientos de cambio que fuerte soplan auguran que Venezuela retornará pronto al camino de la democracia, libertad y estado de derecho, en adelante, la relación del nuevo y sucesivos gobiernos con los productores no deberá ser otra sino asociativa. Retomar e impulsar nuestra agricultura para resolver definitivamente la oferta interna deficitaria de alimentos, así lo exige. Pero antes tenemos que repensar a Venezuela, y con ella nuestra agricultura. Después de dos décadas y media perdidas, ya no es válida la manera tradicional de hacer agricultura y menos la política agroalimentaria basada en los puertos. También para muchos el tiempo de producir se ha agotado o están descapitalizados, por lo que se necesitan nuevos agroinversionistas y capitales cuya atracción depende de un entorno adecuado y seguridades a la propiedad, inversión e iniciativa privada.

Dado el estado de debacle en que se encuentra el país, en la nueva Venezuela que está por renacer, todo tendrá que rehacerse. En su mismo alumbramiento, en lo que respecta a agricultura, el mensaje explícito de los productores desde el campo al nuevo gobierno y sucesivos, seguirá igual: “si no nos ayudan no molesten, déjenos producir en paz”. Ciertamente con agricultura la comida es segura, y quién gobierne debe saber que el país cuenta con los productores para producirla aquí y no importarla alegremente como hasta ahora en su detrimento. Entendiendo que la verdadera seguridad agroalimentaria está en el campo y no en los puertos, el desarrollo agrícola definitivo de Venezuela es que se posibilita. Eso es lo que el campo espera.

ppinate@gmail.com
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