Agradecimiento y gratitud
La conducta que calificamos como propia de una persona o pueblo malagradecido se refiere a aquella que no reconoce ningún valor al esfuerzo o trabajo de otros (padres, allegados o el mismo Estado) para procurar un beneficio
Si bien es cierto que, a veces, podemos caer en dudas y sentimiento de deuda, considero que para la mayoría de las personas la gratitud y el agradecimiento es una sensación similar a sentir la calidez de un abrazo amoroso cuando estamos tristes, tenemos miedo o nos sentimos solos. Para mí, la gratitud es la íntima amiga de la alegría, la vacuna del pesimismo y la negatividad, y la hermana fiel de la generosidad. Ambas hermanas son las que nos mantienen a flote durante las tormentas adversas de la vida y el espíritu optimista, al ayudarnos a poner nuestro foco de atención en las cosas positivas que nos rodean. Cuando la gratitud y la generosidad nos prestan sus ojos, nos enseñan a observar el mundo de una forma más amable; aprendemos a apreciar y agradecer desde las cosas más sencillas que a menudo pasan desapercibidas, hasta las más complejas que se convierten en el punto de inflexión que marca el antes y después en nuestra vida. Pienso que tanto la gratitud como la generosidad son las maestras que nos enseñan a valorar el lado bueno que la vida nos ofrece.
Algunas personas consideran la gratitud una virtud moral, una emoción, una acción, una actitud, así como una característica o rasgo de la personalidad. En cambio, otras consideran que tiene una función social que se utiliza como estrategia para conseguir determinados objetivos. En la actualidad, hay personas que consideran que se están perdiendo los modales básicos de convivencia y, cada vez se agradece menos. Las palabras que se pierden en el tiempo, también se pierden por la falta de uso y estas dos "por favor" y "gracias" están cayendo en una marcada inutilidad porque no parece importante honrar al otro, es más, estamos a punto de darle un tiro de gracia al "por favor" y al agradecimiento. La otra cara de la moneda de la gratitud es la ingratitud y el desagradecimiento; el sentimiento de derecho y dar por sentado.
Quién no se ha sentido alguna vez víctima de la ingratitud de alguien, ya sea de un ser querido o un desconocido. La ingratitud de aquellos a quienes hacemos un bien, no debe llevarnos a arrepentirnos del beneficio hecho, sino enseñarnos a obrar con ánimo más limpio de humanas esperanzas." Sin embargo, a veces también tiene un sabor agridulce, algo incómodo e incluso molesto. Para algunas personas, ser receptores de un favor, un regalo o un halago, es dificultoso e incluso embarazoso por abrir una puerta que despierta sentimientos encontrados asociados al sentimiento de deuda o a la inseguridad de no saber cómo corresponder o esconder una situación anterior precaria.
Se dice que existen pueblos, personas, políticos malagradecidos; pero, qué es una persona malagradecida. La conducta que calificamos como propia de una persona o pueblo malagradecido se refiere a aquella que no reconoce ningún valor al esfuerzo o trabajo de otros (padres, allegados o el mismo Estado) para procurar un beneficio. Me refiero a personas de muy corta memoria (de ayer o antes de ayer) que dicen merecerlo todo y que no están dispuestos a dar nada. Estas personas creen que los otros (sus padres, el partido y el Estado) son responsables de él; pero, él no es responsable de nada ni de nadie. De allí que no les importe derrochar, dilapidar o desperdiciar el esfuerzo y el servicio de otros, siempre habrá más para ellos, ese es su derecho. Su filosofía se resume en el dicho “con lo que nada cuesta hagamos fiesta”.
En fin, hay gente que sale de nuestras vidas pensando que pueden cuando quieran, pero se olvidan de que no toda la basura es reciclable. El mal agradecido siempre olvida la mano que lo ayudó, pero la miseria le aclara la memoria. El mundo está lleno de personas con la sonrisa en la boca y el veneno en el corazón.
Eccio Leon R
@el54r
Algunas personas consideran la gratitud una virtud moral, una emoción, una acción, una actitud, así como una característica o rasgo de la personalidad. En cambio, otras consideran que tiene una función social que se utiliza como estrategia para conseguir determinados objetivos. En la actualidad, hay personas que consideran que se están perdiendo los modales básicos de convivencia y, cada vez se agradece menos. Las palabras que se pierden en el tiempo, también se pierden por la falta de uso y estas dos "por favor" y "gracias" están cayendo en una marcada inutilidad porque no parece importante honrar al otro, es más, estamos a punto de darle un tiro de gracia al "por favor" y al agradecimiento. La otra cara de la moneda de la gratitud es la ingratitud y el desagradecimiento; el sentimiento de derecho y dar por sentado.
Quién no se ha sentido alguna vez víctima de la ingratitud de alguien, ya sea de un ser querido o un desconocido. La ingratitud de aquellos a quienes hacemos un bien, no debe llevarnos a arrepentirnos del beneficio hecho, sino enseñarnos a obrar con ánimo más limpio de humanas esperanzas." Sin embargo, a veces también tiene un sabor agridulce, algo incómodo e incluso molesto. Para algunas personas, ser receptores de un favor, un regalo o un halago, es dificultoso e incluso embarazoso por abrir una puerta que despierta sentimientos encontrados asociados al sentimiento de deuda o a la inseguridad de no saber cómo corresponder o esconder una situación anterior precaria.
Se dice que existen pueblos, personas, políticos malagradecidos; pero, qué es una persona malagradecida. La conducta que calificamos como propia de una persona o pueblo malagradecido se refiere a aquella que no reconoce ningún valor al esfuerzo o trabajo de otros (padres, allegados o el mismo Estado) para procurar un beneficio. Me refiero a personas de muy corta memoria (de ayer o antes de ayer) que dicen merecerlo todo y que no están dispuestos a dar nada. Estas personas creen que los otros (sus padres, el partido y el Estado) son responsables de él; pero, él no es responsable de nada ni de nadie. De allí que no les importe derrochar, dilapidar o desperdiciar el esfuerzo y el servicio de otros, siempre habrá más para ellos, ese es su derecho. Su filosofía se resume en el dicho “con lo que nada cuesta hagamos fiesta”.
En fin, hay gente que sale de nuestras vidas pensando que pueden cuando quieran, pero se olvidan de que no toda la basura es reciclable. El mal agradecido siempre olvida la mano que lo ayudó, pero la miseria le aclara la memoria. El mundo está lleno de personas con la sonrisa en la boca y el veneno en el corazón.
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