Transmisión intrageneracional
El pequeño pizarrón verde mostraba un esquema exacto sobre cómo actúan cierto tipo de hormonas sobre la célula humana e inclusive, lo que ocurre en el organismo completo para que estas señales químicas produzcan sus efectos sistémicos
Una imagen de un grupo juvenil en la UCV paró en seco mi recorrido por los pasillos de la Facultad de Medicina. La fuerte impresión evocó una forma directa de practicar la enseñanza en cualquier unidad académica de esa universidad. Aquél mediodía, un grupo de diez estudiantes sentados en el suelo o en estrechas bancas, escuchaban atentos la clase de otro contertulio un poco más joven, adolescente aún, cursante de segundo año de medicina. Al observar de cerca fue evidente la claridad y precisión del instructor en cuestión, pero mejor aún fue el intercambio pedagógico que provocaron sus preguntas, así como la conducción magistral de aquella clase de bioquímica, una materia clave en medicina.
El pequeño pizarrón verde mostraba un esquema exacto sobre cómo actúan cierto tipo de hormonas sobre la célula humana e inclusive, lo que ocurre en el organismo completo para que estas señales químicas produzcan sus efectos sistémicos. Además, el singular lenguaje del “profesor” fue llano y directo, tal como se comunica esta generación actual. Las respuestas, algunas acertadas y otras no tanto, fueron todas espontáneas, respetuosas y concretas hasta completar un círculo virtuoso que rara vez ocurre en las clases convencionales. Un breve interrogatorio de nuestra parte a estos estudiantes pudo confirmar la atención y confianza en el instructor de marras.
El pequeño pizarrón verde mostraba un esquema exacto sobre cómo actúan cierto tipo de hormonas sobre la célula humana e inclusive, lo que ocurre en el organismo completo para que estas señales químicas produzcan sus efectos sistémicos. Además, el singular lenguaje del “profesor” fue llano y directo, tal como se comunica esta generación actual. Las respuestas, algunas acertadas y otras no tanto, fueron todas espontáneas, respetuosas y concretas hasta completar un círculo virtuoso que rara vez ocurre en las clases convencionales. Un breve interrogatorio de nuestra parte a estos estudiantes pudo confirmar la atención y confianza en el instructor de marras.
La experiencia, elocuente y breve como fue, confirmó una vez más cómo asimilar los temas más complejos cuando quien lo explica tiene pleno dominio de la materia y, a la vez, “es uno de vosotros”, sin que haya intimidación ni temor a preguntar. Este episodio podría servir de ejemplo para diseñar un programa de entrenamiento digital a jóvenes preparadores, de materias clave en distintas facultades o departamentos, y de esa manera complementar la enseñanza que se imparte en clases convencionales. La tecnología y la conectividad podrían ser de gran ayuda ante los retos crecientes de nuestras universidades.
@rrangelaldao
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