En una canción de Héctor Lavoe, muy conocida entre todos los estratos de nuestra tierra, se oyen aún estas notas: “…todo tiene su final, nada dura para siempre…” de esta forma, en una introspección de nuestra existencia observamos que, la vida es efímera y, nos afanamos en cantidad de cosas que nos aturden sin razón.
La vida es un soplo y, no podemos sumar un minuto a nuestros años en esta vida que los que nos tocará vivir.
La vida es un soplo y, no podemos sumar un minuto a nuestros años en esta vida que los que nos tocará vivir.
En esta semana, perdió la vida en un accidente aéreo el expresidente chileno Sebastián Piñera, a pesar de haber sido dos veces presidente de ese país y de poseer una importante riqueza en ese país sureño.
De igual manera, también partió de este mundo, un poco tiempo atrás, Gustavo Cisneros, presidente de la fundación Cisneros y magnate de una de las fortunas más grandes de Latinoamérica. Ser propietario y fundador de Venevisión, de la Organización Miss Venezuela no lo libró de irse de este mundo.
Estos acontecimientos, lejos de entristecernos deben llamarnos la atención sobre lo que nos mueve a afanarnos. La existencia y, nuestra historia particular es sólo un instante. Los pequeños momentos son en resumen instantes que nos mueven a encontrar el sentido último y profundo de cada uno de nuestros días.
La historia nacional y particular es, en síntesis, el resultado de acontecimientos que no controlamos en absoluto. “Al final de los tiempos, en el atardecer de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor” como decía san Juan de la Cruz. Ayer, como hoy, sigue vigente esta expresión, el afán debe estar puesto en el amor, ese es el recuerdo de la letra musical: “…todo tiene su final, nada dura para siempre…”
@RafaelMartinezN
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