¿Existió la Edad Media? Origen de las Universidades
Ya muy temprano, en el siglo XVI también nacieron las primeras universidades de Hispanoamérica en la isla de Santo Domingo, en el Perú, en México, y muchas otras en los siglos XVII y XVIII
Obviamente que sí existió, aunque en realidad es cuestionable ese calificativo de “Media”, es producto de una perspectiva histórica ya superada y cuestionable del pensamiento ilustrado, liberal y socialista. Creyéndose ellos el fin de la Historia acogieron esa terminología de lo “medieval”, con el desprecio e ignorancia hacia los grandes cambios y procesos ocurridos en esos mil años que ocuparon el eje de la historicidad occidental entre el los fines del Imperio Romano y los tiempos inciertos de la modernidad que hemos vivido en Occidente entre los siglos XVI y XVIII. Prejuicios y falta de conocimiento pretendieron reducir ese milenio a una medievalidad aminorada, que sobrevaloraba la importancia de la Antigüedad e intentaba entender la contemporaneidad, posterior a las revoluciones Francesa e Industrial, como a la cúspide del proceso histórico universal, autoajudicándose, liberales burgueses y socialistas autoritarios, un liderazgo para definir el futuro de la humanidad, ambas corrientes eran hijas de la confusa matriz racional de la Ilustración.
La cultura y el arte Románico fueron el primer esfuerzo de grandes dimensiones para levantar las bases de lo que iba a ser Europa desde los tiempos gloriosos de Carlo Magno (742-814). Igualmente, la expansión del poder islámico por el Mediterráneo, Norte de África, España y parte de Francia representó grandes aportes a la cultura occidental y estimuló las guerras necesarias para que Europa se entendiera a sí misma como una entidad cristiana occidental diferenciada de aquellos invasores de origen oriental. Desde la hazaña de Carlos Martel en la batalla de Poitiers (año 732) hasta la batalla de las Navas de Tolosa en España del 1212, Europa Occidental empezó a hacerse a sí misma como una realidad cultural propia y de naciente vocación de dominio hacia el mundo exterior, tanto para protegerse como para buscar las riquezas lejanas que los musulmanes les bloqueaban. Los propios descubrimientos de Colón hacia la América desde 1492, fueron el resultado de esa lenta evolución cultural, técnica y política del llamado mundo medieval. La nuevas naves e instrumentos, el conocimiento geográfico ampliado y el poder consolidado de los Reyes Católicos, todos vienen de esa evolución anterior.
Superado el mundo románico por la nueva cultura Gótica, una síntesis de los antiguos y los nuevos elementos premodernos, surgen las grandes y nuevas Catedrales, con la luz gótica de sus vitrales, su música, estudios y bibliotecas. Bolonia, Salerno, París, Oxford, Salamanca, etc. surgen con sus nuevas Universidades como la mayor obra de la Edad Media. La “Revolución Agrícola” del siglo XII, como nos enseña Le Goff, fue la base de la nueva riqueza agraria, comercial y urbana. La reaparición del arado de hierro, las nuevas roturaciones, el cultivo trienal, el arnés de pecho, el eje oscilante de las carretas, etc. incrementaron la producción, la alimentación, la población y el comercio; impulsando así las viejas y nuevas ciudades, donde comerciantes, cambistas, artesanos y ciudadanos generaron la primera cultura burguesa en Francia, Inglaterra, Italia, España y otras regiones.
La llamada Crisis del siglo XIV europeo fue, en verdad, una crisis derivada del progreso de los años anteriores desde los avances del siglo XII, el crecimiento de la población por la mayor alimentación y sobrevivencia, el desarrollo de la ciudades y la ampliación del comercio interno y externo, fueron una gran ventaja, pero también una nueva fase de vulnerabilidades al plantearse nuevos retos, pues las medidas sanitarias no estaban al nivel de la nueva dimensión demográfica y, paralelamente, esos nuevos contactos comerciales externos, especialmente con el Oriente, trajeron la peste negra en las ratas y pulgas de los buques. A mayor población y menor salubridad la peste y las malas cosechas trajeron la fractura demográfica, especialmente desde 1348, un caos resultante de una nueva realidad.
Pero este caos trajo también un duro golpe para la decadencia del sistema feudal, tanto en las relaciones sociopolíticas de la red feudo-vasálica, como también con el derrumbe del régimen de producción señorial, eliminando y liberando gran parte de la mano de obra servil, abriéndose las puertas a la modernidad precapitalista europea que, desde el siglo XV, impulsaría el sistema mercantilista, los grandes descubrimientos geográficos, compañías de navegación y, lo más importante, el paso de la monarquía feudal a la monarquía nacional, especialmente en España, Francia e Inglaterra, donde la nobleza de castillos pasó a ser una nobleza de palacios, cada vez más dependientes de los subsidios y cargos dados por los reyes modernos, quienes habían concentrado los tributos en rentas centralizadas para pagar sus cortes, ejércitos, burocracia, diplomacia, etc.
El florecimiento del mundo medieval se concretó en los grandes avances hacia la modernidad, hubo más continuidad que rupturas, ni tampoco hubo un tiempo “Medio” o vacío, sino la matriz de una nueva realidad que se expresaba con la lentitud propia de las sociedades agrarias. Las grandes universidades medievales fueron la prueba de esos logros y de su continuidad pues, ya muy temprano, en el siglo XVI también nacieron las primeras universidades de Hispanoamérica en la isla de Santo Domingo, en el Perú, en México, y muchas otras en los siglos XVII y XVIII, universidades que hoy aún están allí funcionando, incluyendo la de Caracas de 1721, hoy UCV. Esa Edad Media se materializa cada año entre nosotros con cada acto de graduación, diplomas y medallas que expresan la continuidad de más de un milenio de Historia universitaria.
ANB Cronista Oficial UCV.
La cultura y el arte Románico fueron el primer esfuerzo de grandes dimensiones para levantar las bases de lo que iba a ser Europa desde los tiempos gloriosos de Carlo Magno (742-814). Igualmente, la expansión del poder islámico por el Mediterráneo, Norte de África, España y parte de Francia representó grandes aportes a la cultura occidental y estimuló las guerras necesarias para que Europa se entendiera a sí misma como una entidad cristiana occidental diferenciada de aquellos invasores de origen oriental. Desde la hazaña de Carlos Martel en la batalla de Poitiers (año 732) hasta la batalla de las Navas de Tolosa en España del 1212, Europa Occidental empezó a hacerse a sí misma como una realidad cultural propia y de naciente vocación de dominio hacia el mundo exterior, tanto para protegerse como para buscar las riquezas lejanas que los musulmanes les bloqueaban. Los propios descubrimientos de Colón hacia la América desde 1492, fueron el resultado de esa lenta evolución cultural, técnica y política del llamado mundo medieval. La nuevas naves e instrumentos, el conocimiento geográfico ampliado y el poder consolidado de los Reyes Católicos, todos vienen de esa evolución anterior.
Superado el mundo románico por la nueva cultura Gótica, una síntesis de los antiguos y los nuevos elementos premodernos, surgen las grandes y nuevas Catedrales, con la luz gótica de sus vitrales, su música, estudios y bibliotecas. Bolonia, Salerno, París, Oxford, Salamanca, etc. surgen con sus nuevas Universidades como la mayor obra de la Edad Media. La “Revolución Agrícola” del siglo XII, como nos enseña Le Goff, fue la base de la nueva riqueza agraria, comercial y urbana. La reaparición del arado de hierro, las nuevas roturaciones, el cultivo trienal, el arnés de pecho, el eje oscilante de las carretas, etc. incrementaron la producción, la alimentación, la población y el comercio; impulsando así las viejas y nuevas ciudades, donde comerciantes, cambistas, artesanos y ciudadanos generaron la primera cultura burguesa en Francia, Inglaterra, Italia, España y otras regiones.
La llamada Crisis del siglo XIV europeo fue, en verdad, una crisis derivada del progreso de los años anteriores desde los avances del siglo XII, el crecimiento de la población por la mayor alimentación y sobrevivencia, el desarrollo de la ciudades y la ampliación del comercio interno y externo, fueron una gran ventaja, pero también una nueva fase de vulnerabilidades al plantearse nuevos retos, pues las medidas sanitarias no estaban al nivel de la nueva dimensión demográfica y, paralelamente, esos nuevos contactos comerciales externos, especialmente con el Oriente, trajeron la peste negra en las ratas y pulgas de los buques. A mayor población y menor salubridad la peste y las malas cosechas trajeron la fractura demográfica, especialmente desde 1348, un caos resultante de una nueva realidad.
Pero este caos trajo también un duro golpe para la decadencia del sistema feudal, tanto en las relaciones sociopolíticas de la red feudo-vasálica, como también con el derrumbe del régimen de producción señorial, eliminando y liberando gran parte de la mano de obra servil, abriéndose las puertas a la modernidad precapitalista europea que, desde el siglo XV, impulsaría el sistema mercantilista, los grandes descubrimientos geográficos, compañías de navegación y, lo más importante, el paso de la monarquía feudal a la monarquía nacional, especialmente en España, Francia e Inglaterra, donde la nobleza de castillos pasó a ser una nobleza de palacios, cada vez más dependientes de los subsidios y cargos dados por los reyes modernos, quienes habían concentrado los tributos en rentas centralizadas para pagar sus cortes, ejércitos, burocracia, diplomacia, etc.
El florecimiento del mundo medieval se concretó en los grandes avances hacia la modernidad, hubo más continuidad que rupturas, ni tampoco hubo un tiempo “Medio” o vacío, sino la matriz de una nueva realidad que se expresaba con la lentitud propia de las sociedades agrarias. Las grandes universidades medievales fueron la prueba de esos logros y de su continuidad pues, ya muy temprano, en el siglo XVI también nacieron las primeras universidades de Hispanoamérica en la isla de Santo Domingo, en el Perú, en México, y muchas otras en los siglos XVII y XVIII, universidades que hoy aún están allí funcionando, incluyendo la de Caracas de 1721, hoy UCV. Esa Edad Media se materializa cada año entre nosotros con cada acto de graduación, diplomas y medallas que expresan la continuidad de más de un milenio de Historia universitaria.
ANB Cronista Oficial UCV.
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones