Circunstancias circundantes
En el caso de Venezuela, nuestra “Tierra de Gracia”, hace ya 24 años en desgracia, es urgente e impostergable la necesidad colectiva de montarnos la mayoría en el tren del progreso
Encorralados en la viejas ideas y la propia obstinación, muchos venezolanos del campo o la ciudad, debieran saltar la talanquera y aceptar el cambio para mejorar, que plantea a todos este mundo vertiginoso de hoy. Es un desafío importante que atender y con premura pues el tiempo de vida es finito y se acorta con la edad. También porque el atraso en tomar el tren del progreso tiene sus consecuencias cambiando la vida de cada quién. De hecho son demasiadas muchas las personas que perdieron, pierden y perderán dicho tren; unos por no estar a la hora en la estación, otros por negados y obsecados. Los primeros no logran la intuición necesaria del tiempo oportuno de cambiar que es cuando el tren pasa. A los últimos, la inercia no los deja mover hacia adelante permaneciendo por siempre donde y como están.
Al respecto, la pluma excelsa de Dumas nos recuerda: “La vida, señor, es un capital que un hombre debe invertir de la manera más sensata posible". También: “Independientemente creo incluso los más altos órdenes de mentes no están del todo exentos de la influencia de las circunstancias circundantes". Así tocaría a cada quién invertir bien el capital de la vida, estando atento a su entorno, y además dispuesto en lo posible, a influir positivamente en el. Como responsabilidad individual, uno pudiera abstraerse de pensar en los demás, en todos aquellos que por cualquiera sea su razón o sinrazón, no cambian para progresar, pero pasa que la suma de todos hace el total, el colectivo. Cuando la mayoría no cambia para mejor, las “circunstancias circundantes” se comprometen para todos, dificultado el progreso y el bienestar.
En el caso de Venezuela, nuestra “Tierra de Gracia”, hace ya 24 años en desgracia, es urgente e impostergable la necesidad colectiva de montarnos la mayoría en el tren del progreso. Para ello debe trabajar e influir activamente cada quién en el cambio del entorno negativo que mantienen para su insaciable provecho, los agentes externos e internos del Castro-comunismo que nos oprimen y exprimen. Al igual que hace 100 años cuando el dictador Juan Vicente Gómez que se hacía llamar “El Benemérito”, negó el progreso y bienestar a todos los venezolanos de entonces durante 27 años de cruenta tiranía y el siglo XX no empezó en Venezuela hasta su muerte en 1936, todavía en 2023 el siglo XXI aquí no ha comenzado. Tanto así que nuestras “circunstancias circundantes” son tales que han forzado la emigración de 8 millones de compatriotas que silenciosa sigue. Ciertamente, a los venezolanos toca a todos montarnos en el tren del progreso y bienestar, solo posibles reinstaurando la democracia, la libertad y el estado de derecho.
ppinate@gmail.com
Al respecto, la pluma excelsa de Dumas nos recuerda: “La vida, señor, es un capital que un hombre debe invertir de la manera más sensata posible". También: “Independientemente creo incluso los más altos órdenes de mentes no están del todo exentos de la influencia de las circunstancias circundantes". Así tocaría a cada quién invertir bien el capital de la vida, estando atento a su entorno, y además dispuesto en lo posible, a influir positivamente en el. Como responsabilidad individual, uno pudiera abstraerse de pensar en los demás, en todos aquellos que por cualquiera sea su razón o sinrazón, no cambian para progresar, pero pasa que la suma de todos hace el total, el colectivo. Cuando la mayoría no cambia para mejor, las “circunstancias circundantes” se comprometen para todos, dificultado el progreso y el bienestar.
En el caso de Venezuela, nuestra “Tierra de Gracia”, hace ya 24 años en desgracia, es urgente e impostergable la necesidad colectiva de montarnos la mayoría en el tren del progreso. Para ello debe trabajar e influir activamente cada quién en el cambio del entorno negativo que mantienen para su insaciable provecho, los agentes externos e internos del Castro-comunismo que nos oprimen y exprimen. Al igual que hace 100 años cuando el dictador Juan Vicente Gómez que se hacía llamar “El Benemérito”, negó el progreso y bienestar a todos los venezolanos de entonces durante 27 años de cruenta tiranía y el siglo XX no empezó en Venezuela hasta su muerte en 1936, todavía en 2023 el siglo XXI aquí no ha comenzado. Tanto así que nuestras “circunstancias circundantes” son tales que han forzado la emigración de 8 millones de compatriotas que silenciosa sigue. Ciertamente, a los venezolanos toca a todos montarnos en el tren del progreso y bienestar, solo posibles reinstaurando la democracia, la libertad y el estado de derecho.
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