Perú, una cárcel para presidentes
América Latina merece ser mejor tratada, para ello tenemos que empezar a dar ejemplo y acabar con la semilla de corrupción que pareciera ir en el ADN de los que gobiernan
El 7 de diciembre del año pasado los peruanos que ya perdieron su capacidad de asombro vivieron una jornada de esas a las que ya están acostumbrados. Pedro Castillo, antes de enfrentar su tercera moción de censura por incapacidad moral, intentó un absurdo golpe de Estado anunciando la disolución del Congreso, el llamado a un Estado de Excepción, así como a una Constituyente. Esto lo llevó a la cárcel.
Esta semana el turno es para Alejandro Toledo, presidente de Perú entre los años 2001 y 2006 que se encontraba en detención preventiva en Estados Unidos para ser extraditado, con una acusación pendiente por haber recibido supuestos sobornos de parte de la empresa Odebrecht.
A su llegada a Perú, Toledo se sumó al grupo de expresidentes presos y procesados.
Recordemos la lista:
Ollanta Humala está siendo juzgado por cargos de sobornos de Odebrecht para sus campañas presidenciales; Pedro Pablo Kuczynski se encuentra bajo arresto domiciliario por cargos similares; Alan García se quitó la vida en 2019 mientras la policía llegaba a su casa para detenerlo; Alberto Fujimori, de 83 años, estuvo preso desde 2007 y fue sentenciado por varios delitos cometidos durante su gobierno, lo que le valió una pena de 25 años de prisión. Pero en diciembre de 2017 fue indultado por el presidente de ese momento, Pedro Pablo Kuczynski. Finalmente le toca a Alejandro Toledo.
La verdad es que Odebrecht se ha cargado a medio mundo, pero los peruanos deberían pedirle la fórmula al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien a pesar de las declaraciones en su contra de más de 77 ejecutivos de Odebrecht que aceptaron confesar sus crímenes, logró salir de la cárcel ileso y ahora es todo un presidente, viaja por el mundo y es recibido con honores, como diría Álvarez Guedes: ¡Qué cosa más bella!
Lo de Perú es un verdadero cachondeo, no siendo un régimen parlamentario su congreso cuenta con un mecanismo discrecional para deponer a los presidentes “por incapacidad moral”, siendo el único país en el mundo que tiene la institución de la vacancia con esa fórmula.
El Congreso peruano está conformado por una multitud de grupos pequeños que responden más a intereses particulares que a programas o ideologías, y por eso se le hace muy difícil a los presidentes conseguir un respaldo amplio. Yo no sé quién va a querer gobernar Perú, hoy convertido en una gran cárcel para presidentes.
Es muy triste que en América Latina sigamos dando estos escándalos. Por eso el mundo no nos da el crédito merecido, somos una especie de circo mal montado, al que se acercan por mero interés, y en donde los poderosos ponen sus botas cuando les da la gana. Eso sí, somos los expertos en corrupción y sobre todo en dar refugio a la basura del mundo, entre ellas a todas las franquicias del terrorismo foráneo. América Latina merece ser mejor tratada, para ello tenemos que empezar a dar el ejemplo y acabar con la semilla de corrupción que pareciera ir en el ADN de los que gobiernan.
davidbittanobadia@gmail.com
Twitter: @davidbittano
Esta semana el turno es para Alejandro Toledo, presidente de Perú entre los años 2001 y 2006 que se encontraba en detención preventiva en Estados Unidos para ser extraditado, con una acusación pendiente por haber recibido supuestos sobornos de parte de la empresa Odebrecht.
A su llegada a Perú, Toledo se sumó al grupo de expresidentes presos y procesados.
Recordemos la lista:
Ollanta Humala está siendo juzgado por cargos de sobornos de Odebrecht para sus campañas presidenciales; Pedro Pablo Kuczynski se encuentra bajo arresto domiciliario por cargos similares; Alan García se quitó la vida en 2019 mientras la policía llegaba a su casa para detenerlo; Alberto Fujimori, de 83 años, estuvo preso desde 2007 y fue sentenciado por varios delitos cometidos durante su gobierno, lo que le valió una pena de 25 años de prisión. Pero en diciembre de 2017 fue indultado por el presidente de ese momento, Pedro Pablo Kuczynski. Finalmente le toca a Alejandro Toledo.
La verdad es que Odebrecht se ha cargado a medio mundo, pero los peruanos deberían pedirle la fórmula al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien a pesar de las declaraciones en su contra de más de 77 ejecutivos de Odebrecht que aceptaron confesar sus crímenes, logró salir de la cárcel ileso y ahora es todo un presidente, viaja por el mundo y es recibido con honores, como diría Álvarez Guedes: ¡Qué cosa más bella!
Lo de Perú es un verdadero cachondeo, no siendo un régimen parlamentario su congreso cuenta con un mecanismo discrecional para deponer a los presidentes “por incapacidad moral”, siendo el único país en el mundo que tiene la institución de la vacancia con esa fórmula.
El Congreso peruano está conformado por una multitud de grupos pequeños que responden más a intereses particulares que a programas o ideologías, y por eso se le hace muy difícil a los presidentes conseguir un respaldo amplio. Yo no sé quién va a querer gobernar Perú, hoy convertido en una gran cárcel para presidentes.
Es muy triste que en América Latina sigamos dando estos escándalos. Por eso el mundo no nos da el crédito merecido, somos una especie de circo mal montado, al que se acercan por mero interés, y en donde los poderosos ponen sus botas cuando les da la gana. Eso sí, somos los expertos en corrupción y sobre todo en dar refugio a la basura del mundo, entre ellas a todas las franquicias del terrorismo foráneo. América Latina merece ser mejor tratada, para ello tenemos que empezar a dar el ejemplo y acabar con la semilla de corrupción que pareciera ir en el ADN de los que gobiernan.
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