Pensamiento político intuitivo
Pensemos, rápido primero y despacio después, sobre las actitudes que debemos tomar ante esta nueva encrucijada que se nos presentará pronto con las elecciones presidenciales del año 2024
Hace algunos años, en estos mismos espacios, compartía con ustedes algunas reflexiones de Daniel Kahneman, psicólogo israelí premio Nobel de Economía en el año 2002. Él se lo ganó por sus extensas investigaciones en la toma de decisiones bajo incertidumbre, y nos propone en su obra Pensar rápido, pensar despacio, un análisis novedoso sobre el proceso cognitivo desde la relación de cómo conocemos, de cómo opera nuestra máquina neurológica.
El esquema propuesto por Kahneman divide en cerebro en dos sistemas: El Sistema 1, rápido, sin control voluntario, genera impresiones y sentimientos. Por otro lado, el Sistema 2 es lento, hace cálculos complejos, y se nutre de información proveniente del Sistema 1. El Sistema 1 sugiere al Sistema 2, y el Sistema 2 se concentra y elige, a veces diferente a lo que hubiera elegido el Sistema 1. El Sistema 2 lleva al autocontrol, y trata de vencer los impulsos del Sistema 1.
Si el Sistema 2 aprueba, entonces los sentimientos, intuiciones y sensaciones que proporciona el Sistema 1, se tornan en creencias. Así, los impulsos se transforman en acciones voluntarias. Pero en el Sistema 1 se producen errores sistemáticos y sesgos que el Sistema 2, por más que piense lento, no puede evitar. Esos errores inducen a ilusiones cognitivas. El investigador llega más allá, afirmando que a veces podemos estar ciegos para lo evidente, hasta para nuestra propia ceguera.
Aplicando estas ideas a la política venezolana de hoy en día, encontramos en un país que continúa altamente polarizado, una cantidad de posiciones tomadas que para la racionalidad parecen absurdas. Existen en los dos polos personas muy inteligentes y cultivadas, que expresan posiciones extremistas y defienden lo indefendible.
Por ejemplo, los que defienden a ultranza este gobierno, justifican la injerencia del gobierno cubano en muchas actividades que deberían ser manejadas por venezolanos, pero rechazan como una ofensa cualquier declaración norteamericana sobre algún aspecto del manejo del país. Por otra parte, el opositor duro, que intuitivamente estaba encantado con el golpe del 11 de abril del año 2002, rechaza las medidas antidemocráticas del gobierno, seguramente haciendo uso de su racionalidad.
¿Son ellos ciegos para lo evidente, como afirma Kahneman? El sentimiento, la intuición, el resentimiento, complejos y fantasmas que se forman en el Sistema 1 de un oficialista duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 la creencia de que siempre hay una conspiración, guerra económica o un magnicidio en curso, liderada por la oposición o por el imperio?
Por otro lado, el sentimiento de impotencia, de rabia, rechazo y exclusión que se forma en el Sistema 1 de un opositor duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 un impulso de venganza?, ¿su ilusión cognitiva de que volveremos a la Venezuela de antes, lo ciega ante las prácticas ególatras que también tienen algunos líderes de la oposición?
Esto quiere decir que, voluntariamente, debemos luchar en nuestro cerebro para que nuestros prejuicios, intuiciones, e ilusiones cognitivas que se forman en el Sistema 1, el de pensar rápido, no hagan incurrir en errores importantes al Sistema 2, el de pensar despacio.
De cualquier manera, Kahneman explica que la intuición procede no de la espontaneidad ni menos de la magia, sino de un proceso de reconocimiento, en el cual como todos tenemos información almacenada en nuestros cerebros producto de nuestras experiencias vividas. Damos respuestas “intuitivas” muy rápidas, cuando nos confrontamos con situaciones ya conocidas.
Pensemos, rápido primero y despacio después, sobre las actitudes que debemos tomar ante esta nueva encrucijada que se nos presentará pronto con las elecciones presidenciales del año 2024. Estamos muy cerca de ella, y todavía la incertidumbre reina en el entorno político alrededor del tema, inclusive la fecha de esas elecciones. Aprendamos de Kahneman y no permitamos que nuestro Sistema 1 nos induzca a errores de juicio, que muy bien pueden corregirse en nuestro Sistema 2.
@montenegroalvaro
El esquema propuesto por Kahneman divide en cerebro en dos sistemas: El Sistema 1, rápido, sin control voluntario, genera impresiones y sentimientos. Por otro lado, el Sistema 2 es lento, hace cálculos complejos, y se nutre de información proveniente del Sistema 1. El Sistema 1 sugiere al Sistema 2, y el Sistema 2 se concentra y elige, a veces diferente a lo que hubiera elegido el Sistema 1. El Sistema 2 lleva al autocontrol, y trata de vencer los impulsos del Sistema 1.
Si el Sistema 2 aprueba, entonces los sentimientos, intuiciones y sensaciones que proporciona el Sistema 1, se tornan en creencias. Así, los impulsos se transforman en acciones voluntarias. Pero en el Sistema 1 se producen errores sistemáticos y sesgos que el Sistema 2, por más que piense lento, no puede evitar. Esos errores inducen a ilusiones cognitivas. El investigador llega más allá, afirmando que a veces podemos estar ciegos para lo evidente, hasta para nuestra propia ceguera.
Aplicando estas ideas a la política venezolana de hoy en día, encontramos en un país que continúa altamente polarizado, una cantidad de posiciones tomadas que para la racionalidad parecen absurdas. Existen en los dos polos personas muy inteligentes y cultivadas, que expresan posiciones extremistas y defienden lo indefendible.
Por ejemplo, los que defienden a ultranza este gobierno, justifican la injerencia del gobierno cubano en muchas actividades que deberían ser manejadas por venezolanos, pero rechazan como una ofensa cualquier declaración norteamericana sobre algún aspecto del manejo del país. Por otra parte, el opositor duro, que intuitivamente estaba encantado con el golpe del 11 de abril del año 2002, rechaza las medidas antidemocráticas del gobierno, seguramente haciendo uso de su racionalidad.
¿Son ellos ciegos para lo evidente, como afirma Kahneman? El sentimiento, la intuición, el resentimiento, complejos y fantasmas que se forman en el Sistema 1 de un oficialista duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 la creencia de que siempre hay una conspiración, guerra económica o un magnicidio en curso, liderada por la oposición o por el imperio?
Por otro lado, el sentimiento de impotencia, de rabia, rechazo y exclusión que se forma en el Sistema 1 de un opositor duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 un impulso de venganza?, ¿su ilusión cognitiva de que volveremos a la Venezuela de antes, lo ciega ante las prácticas ególatras que también tienen algunos líderes de la oposición?
Esto quiere decir que, voluntariamente, debemos luchar en nuestro cerebro para que nuestros prejuicios, intuiciones, e ilusiones cognitivas que se forman en el Sistema 1, el de pensar rápido, no hagan incurrir en errores importantes al Sistema 2, el de pensar despacio.
De cualquier manera, Kahneman explica que la intuición procede no de la espontaneidad ni menos de la magia, sino de un proceso de reconocimiento, en el cual como todos tenemos información almacenada en nuestros cerebros producto de nuestras experiencias vividas. Damos respuestas “intuitivas” muy rápidas, cuando nos confrontamos con situaciones ya conocidas.
Pensemos, rápido primero y despacio después, sobre las actitudes que debemos tomar ante esta nueva encrucijada que se nos presentará pronto con las elecciones presidenciales del año 2024. Estamos muy cerca de ella, y todavía la incertidumbre reina en el entorno político alrededor del tema, inclusive la fecha de esas elecciones. Aprendamos de Kahneman y no permitamos que nuestro Sistema 1 nos induzca a errores de juicio, que muy bien pueden corregirse en nuestro Sistema 2.
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