Estado moderno vs. Derechos Humanos
Gómez logró lo que sueña todo dictador: permanecer en el poder hasta su muerte. Fue Presidente de Venezuela por más tiempo que ningún otro: 27 años ininterrumpidos
Dentro de la historia republicana de Venezuela existen muchos ejemplos de militarismo, totalitarismo y caudillismo, e incluso, de dictadores admirados por su población.
Pero, indiscutiblemente por su impacto dentro de los aspectos político, económico y social del país, hubo un personaje que resultó de lo más influyente, porque se rodeó de hombres competentes que sentaron las bases del sistema democrático y de mayor prosperidad que vivió Venezuela, posterior a su muerte.
Hablo de Juan Vicente Gómez, “El Benemérito”. Fue uno de los hombres más temidos del país en el siglo XX. No le temblaba el pulso para quitar del camino a quien se le enfrentaba. En secreto, sus detractores lo llamaban “El bagre”, y gobernó los Estados Unidos de Venezuela de manera autoritaria desde 1908 hasta su muerte en 1935.
De él se dice que fue un hombre exitoso por sus dotes en las artes militares, las mismas que lo llevaron a vencer en batalla a los ejércitos privados de todos los caudillos de la época guzmancista y de la Federación, que entonces sumaban 14.000 hombres, dando por terminado casi un siglo de guerras civiles en Venezuela. Para evitar su reagrupamiento, creó en 1910, la Academia Militar.
Pero también Gómez fue un hombre habilidoso, que logró construir un muro de contención para frenar el avance de cualquier oposición.
Los historiadores también dan cuenta de que Gómez fue un hombre de poco hablar, cauteloso, prudente, comedido en todas sus actitudes, poco comunicativo, nunca se sabía a ciencia exacta lo que pensaba.
Sentía placer por los halagos. Además de “El Benemérito”, lo llamaban “El Pacificador” y “El Caudillo Ilustre”, y fue un idólatra de Simón Bolívar, pues sus fechas de nacimiento y defunción, coinciden con las de El Libertador, 24 de julio y 17 de diciembre.
También fue terrible con sus adversarios políticos y con los estudiantes que lo enfrentaban. Las cárceles de entonces estuvieron llenas de presos políticos o presos de conciencia. Sin embargo, Gómez hizo esfuerzos por mantener una fachada constitucional y democrática.
Su gestión se caracterizó por concentrar el poder en sus manos. Modificó la Constitución a su medida para incrementar el período presidencial y permitir la reelección, aunque designó a presidentes títeres que manejó a voluntad. Y avaló el nepotismo dentro del gobierno. Su hermano Juan Crisóstomo fue vicepresidente.
Asimismo, los historiadores destacan de él dos logros importantes: 1) la conformación del Estado moderno en Venezuela; 2) y el pago total de la deuda externa, que Cipriano Castro había decidido no honrar a comienzos del siglo XX y que entonces motivó el bloqueo del puerto de La Guaira por buques de guerra alemanes e ingleses, y el posterior bombardeo y saqueo de la fortaleza de Puerto Cabello.
Cabe recordar que el 31 de julio de 1914, reventó el Zumaque I, en las cercanías de Mene Grande, estado Zulia, siendo el primer pozo petrolífero de producción comercial del país. Entonces se extrajeron 100 barriles de petróleo de 18° API, pero ese pozo marcó el inicio del boom petrolero en Venezuela.
Con los recursos provenientes del petróleo, Gómez pagó y puso fin al conflicto con las potencias extranjeras –en 1930 y como parte de la conmemoración de los 100 años de la muerte de Simón Bolívar– y promovió un ambiente de paz, incluso durante la Primera Guerra Mundial (1914–1918), frente a la cual Venezuela asumió una posición neutral.
Así, Gómez dio apertura a la naciente industria petrolera norteamericana. A pesar de ser criticado por entreguista, la realidad es que fue un gran administrador y estratega. Atrajo las grandes inversiones extranjeras y aprovechó estos ingresos para, en medio de la crisis desatada por la guerra mundial, proporcionar respuestas a las necesidades de los venezolanos.
Obras “de sangre”
Muchísimos cuestionan a Juan Vicente Gómez porque durante su gestión se violaron, de manera flagrante y consuetudinaria, los derechos humanos, especialmente de los presos políticos que fueron condenados a trabajos forzosos.
Nadie sabe con exactitud la cantidad de venezolanos que murieron a manos de sus lugartenientes, pero lo que sí es cierto, es que muchos de quienes cayeron presos fueron utilizados como mano de obra para la construcción de la red nacional de carreteras más grandes hasta entonces proyectada –entre ellas, la famosa Carretera Trasandina–; los primeros aeropuertos del país, entre ellos la Base Aérea Meteorológica Aragua –donde nació la aviación venezolana–; puentes; edificios de aduanas –entre ellas la Aduana Principal Terrestre de San Antonio del Táchira–; y los primeros terminales de pasajeros de líneas de autobuses extraurbanos.
Pero a Gómez también se le debe la creación de la primera aerolínea del país: Aeropostal; de la Fuerza Aérea Venezolana; la primera línea de autobuses extraurbanos llamada Aerobuses de Venezuela. Además, Gómez modernizó, profesionalizó e institucionalizó a las Fuerzas Armadas tal como se conoce hoy.
Creó el Banco Obrero y el Banco Agrícola y Pecuario, y promulgó la primera Ley del Trabajo. Bajo su régimen se logró un cambio radical en la estructura política y económica del país, porque con él –y gracias al petróleo– dio inicio a la transformación de Venezuela. De hecho, promulgó las primeras leyes y reglamentos para la explotación del petróleo, entre ellas la primera Ley de Hidrocarburos.
Con Gómez, Venezuela dio el salto y dejó de ser una nación agraria para convertirse en uno de los países con mayores reservas petroleras del mundo. Su población dejó de ser rural y empezó a convertirse en urbana. En las décadas siguientes a su muerte, fuimos el mayor exportador de petróleo del mundo, elevando nuestro ingreso per cápita a límites hasta ahora inimaginables.
Durante los 27 años que duró su dictadura, colaboró con la oligarquía terrateniente, castigó duramente la delincuencia, acalló a la oposición política, suprimió las libertades de expresión y de prensa, así como las garantías judiciales y, por supuesto, ilegalizó los partidos políticos.
No obstante, Gómez logró lo que sueña todo dictador: permanecer en el poder hasta su muerte. Fue Presidente de Venezuela por más tiempo que ningún otro: 27 años ininterrumpidos.
@griseldareyesq
www.griseldareyes.com
griseldareyes@gmail.com
Pero, indiscutiblemente por su impacto dentro de los aspectos político, económico y social del país, hubo un personaje que resultó de lo más influyente, porque se rodeó de hombres competentes que sentaron las bases del sistema democrático y de mayor prosperidad que vivió Venezuela, posterior a su muerte.
Hablo de Juan Vicente Gómez, “El Benemérito”. Fue uno de los hombres más temidos del país en el siglo XX. No le temblaba el pulso para quitar del camino a quien se le enfrentaba. En secreto, sus detractores lo llamaban “El bagre”, y gobernó los Estados Unidos de Venezuela de manera autoritaria desde 1908 hasta su muerte en 1935.
De él se dice que fue un hombre exitoso por sus dotes en las artes militares, las mismas que lo llevaron a vencer en batalla a los ejércitos privados de todos los caudillos de la época guzmancista y de la Federación, que entonces sumaban 14.000 hombres, dando por terminado casi un siglo de guerras civiles en Venezuela. Para evitar su reagrupamiento, creó en 1910, la Academia Militar.
Pero también Gómez fue un hombre habilidoso, que logró construir un muro de contención para frenar el avance de cualquier oposición.
Los historiadores también dan cuenta de que Gómez fue un hombre de poco hablar, cauteloso, prudente, comedido en todas sus actitudes, poco comunicativo, nunca se sabía a ciencia exacta lo que pensaba.
Sentía placer por los halagos. Además de “El Benemérito”, lo llamaban “El Pacificador” y “El Caudillo Ilustre”, y fue un idólatra de Simón Bolívar, pues sus fechas de nacimiento y defunción, coinciden con las de El Libertador, 24 de julio y 17 de diciembre.
También fue terrible con sus adversarios políticos y con los estudiantes que lo enfrentaban. Las cárceles de entonces estuvieron llenas de presos políticos o presos de conciencia. Sin embargo, Gómez hizo esfuerzos por mantener una fachada constitucional y democrática.
Su gestión se caracterizó por concentrar el poder en sus manos. Modificó la Constitución a su medida para incrementar el período presidencial y permitir la reelección, aunque designó a presidentes títeres que manejó a voluntad. Y avaló el nepotismo dentro del gobierno. Su hermano Juan Crisóstomo fue vicepresidente.
Asimismo, los historiadores destacan de él dos logros importantes: 1) la conformación del Estado moderno en Venezuela; 2) y el pago total de la deuda externa, que Cipriano Castro había decidido no honrar a comienzos del siglo XX y que entonces motivó el bloqueo del puerto de La Guaira por buques de guerra alemanes e ingleses, y el posterior bombardeo y saqueo de la fortaleza de Puerto Cabello.
Cabe recordar que el 31 de julio de 1914, reventó el Zumaque I, en las cercanías de Mene Grande, estado Zulia, siendo el primer pozo petrolífero de producción comercial del país. Entonces se extrajeron 100 barriles de petróleo de 18° API, pero ese pozo marcó el inicio del boom petrolero en Venezuela.
Con los recursos provenientes del petróleo, Gómez pagó y puso fin al conflicto con las potencias extranjeras –en 1930 y como parte de la conmemoración de los 100 años de la muerte de Simón Bolívar– y promovió un ambiente de paz, incluso durante la Primera Guerra Mundial (1914–1918), frente a la cual Venezuela asumió una posición neutral.
Así, Gómez dio apertura a la naciente industria petrolera norteamericana. A pesar de ser criticado por entreguista, la realidad es que fue un gran administrador y estratega. Atrajo las grandes inversiones extranjeras y aprovechó estos ingresos para, en medio de la crisis desatada por la guerra mundial, proporcionar respuestas a las necesidades de los venezolanos.
Obras “de sangre”
Muchísimos cuestionan a Juan Vicente Gómez porque durante su gestión se violaron, de manera flagrante y consuetudinaria, los derechos humanos, especialmente de los presos políticos que fueron condenados a trabajos forzosos.
Nadie sabe con exactitud la cantidad de venezolanos que murieron a manos de sus lugartenientes, pero lo que sí es cierto, es que muchos de quienes cayeron presos fueron utilizados como mano de obra para la construcción de la red nacional de carreteras más grandes hasta entonces proyectada –entre ellas, la famosa Carretera Trasandina–; los primeros aeropuertos del país, entre ellos la Base Aérea Meteorológica Aragua –donde nació la aviación venezolana–; puentes; edificios de aduanas –entre ellas la Aduana Principal Terrestre de San Antonio del Táchira–; y los primeros terminales de pasajeros de líneas de autobuses extraurbanos.
Pero a Gómez también se le debe la creación de la primera aerolínea del país: Aeropostal; de la Fuerza Aérea Venezolana; la primera línea de autobuses extraurbanos llamada Aerobuses de Venezuela. Además, Gómez modernizó, profesionalizó e institucionalizó a las Fuerzas Armadas tal como se conoce hoy.
Creó el Banco Obrero y el Banco Agrícola y Pecuario, y promulgó la primera Ley del Trabajo. Bajo su régimen se logró un cambio radical en la estructura política y económica del país, porque con él –y gracias al petróleo– dio inicio a la transformación de Venezuela. De hecho, promulgó las primeras leyes y reglamentos para la explotación del petróleo, entre ellas la primera Ley de Hidrocarburos.
Con Gómez, Venezuela dio el salto y dejó de ser una nación agraria para convertirse en uno de los países con mayores reservas petroleras del mundo. Su población dejó de ser rural y empezó a convertirse en urbana. En las décadas siguientes a su muerte, fuimos el mayor exportador de petróleo del mundo, elevando nuestro ingreso per cápita a límites hasta ahora inimaginables.
Durante los 27 años que duró su dictadura, colaboró con la oligarquía terrateniente, castigó duramente la delincuencia, acalló a la oposición política, suprimió las libertades de expresión y de prensa, así como las garantías judiciales y, por supuesto, ilegalizó los partidos políticos.
No obstante, Gómez logró lo que sueña todo dictador: permanecer en el poder hasta su muerte. Fue Presidente de Venezuela por más tiempo que ningún otro: 27 años ininterrumpidos.
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