La Maldición de Tántalo
El despertar de la conciencia es el que cada ciudadano asuma su rol, dejar de esperar mesías y desde su círculo más íntimo prepararse para dar un paso al frente
“Entre poetas te veas” es un viejo adagio que tiene múltiples interpretaciones; la más amable es la expresión de la belleza y el espíritu contemplativo que predomina en almas generosas; la segunda el signo de banalidad y la discreción con la que se abandonan las cosas importantes, para poner de relieve una conducta inconsistente con las obligaciones que se asumen en cada rol profesional; la tercera es la creencia de mitos y leyendas, que inspiran aventuras al darse por ciertas en un universo donde la fantasía perfila los actos humanos, pero que permiten hacer comparaciones para el entendimiento de hechos que se suceden en la vida real. Pueden hacer muchas más interpretaciones, pero para nuestros efectos nos quedamos con las tres precedentes.
En la mitología griega se narra la vida: gloria y caída de Tántalo, hijo bastardo de Zeus y la princesa oceánide Pluto esposa de Tímolo, Rey de Lidia. Tántalo se convirtió en Rey de Frigia o del Monte Sípilo en Lidia, Asia Menor; allí procreo tres hijos con la pléyade Dione: Pélope, Níove y Broteas. Favorecido con la confianza de Zeus y demás dioses del Olimpo, Tántalo cual malandrín no supo hacer honor a la tal deferencia y cómo mortal imperfecto se apoderó de la ambrosía y el néctar de los Dioses para repartirlo entre sus amigos, divulgó secretos de las divinidades; asesinó a su hijo Pélope y lo ofreció como manjar a los Dioses y finalmente se robó el mastín de oro de la diosa Rea el cual fue recuperado por Hermes de entre sus propiedades. Para hacer corto el cuento, Zeus cansado de las osadías y travesuras del hijo incómodo lo elimina según una versión mediante un rayo (su forma predilecta) y según otra leyenda haciendo caer una piedra gigante que se encontraba sobre el monte Sípilo, destrozando la nación y al Tántalo con ella; el alma de Tántalo fue condenada al Tártaro (inframundo) a sufrir de hambre y sed por la eternidad. Lo más cruel del castigo era que estaba sumergido en un lago con frutas que pendían sobre su cabeza y el agua rozaba su barbilla; no obstante, cuando intentaba comer o beber, los frutos y el agua se alejaban, al tiempo que una roca gigante pendía sobre su cabeza.
En Venezuela (salvando distancias y alcances de los mitos); igual que Tántalo por más de cien años unos cuantos gobernantes, han saqueado la ambrosía y el néctar de la tierra; el subsuelo ha sido exprimido para engrosar fortunas de amigos dentro y fuera de la nación; el galgo de oro oculto en nuestra Guayana ha sido destrozado, vendido y disfrutado por nacionales y extranjeros sin pudor alguno; cientos de hijos de la patria han sido ofrendados en la mesa de los dioses de la inseguridad, la desidia y la ambición de poder. Peeeeero; el castigo se impone a “Juan Bimba”, el Ramón, Dionisio, Juana, Pélope y Níove que vive en los Andes, el llano, centro, sur-oriente y regiones insulares del país; quien es sentenciado a padecer de hambre y de sed en una nación privilegiada por la naturaleza; poseedora una de las más ricas fuentes de agua del planeta; 124 ríos que serpentean por el territorio, es decir el agua roza las barbillas del pueblo y este muere de sed. Los grandes centros de distribución se antojan repletos de comida, pero es imposible para el grueso de la población acceder a ellos con salarios cada día más igualitarios pero hacia abajo, hacia la miseria. Como si fuera poco, una inmensa noria pende sobre la cabeza de la población: fiscalías y tribunales prestos a tomar acciones contra las protestas legítimas y justificadas de una población cansada.
La maldición de Tántalo y la causa de su culpa son expiadas por “Juan Bimba”, pero la historia nos enseña en medio de la peor pesadilla, se suele amanecer de golpe, de improviso y asumir con nuevo enfoque, un empezar de nuevo. El despertar de la conciencia es el que cada ciudadano asuma su rol, dejar de esperar mesías y desde su círculo más íntimo prepararse para dar un paso al frente.
Pedroarcila13@gmail.com
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