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El pensamiento intuitivo

Evitemos tomar esas posiciones prejuiciadas, en esta Venezuela tan políticamente polarizada, para tratar de convivir mejor con los que piensan diferente a nosotros. Cohabitar nunca es fácil, y si es con alguien que tiene posiciones tomadas a ultranza...

  • ÁLVARO MONTENEGRO FORTIQUE

15/11/2021 05:02 am

En otras oportunidades hemos abordado el esquema mental propuesto por el psicólogo hebreo David Kahneman, premio Nobel de Economía en el año 2002, quien divide en cerebro en dos sistemas: El Sistema 1, rápido, sin control voluntario, que genera impresiones y sentimientos. Por el contrario el Sistema 2 es lento, hace cálculos complejos, y se nutre de información proveniente del Sistema 1. El Sistema 1 sugiere al Sistema 2, y el Sistema 2 se concentra y elige, a veces diferente a lo que hubiera elegido el Sistema 1. El Sistema 2 lleva al autocontrol, y trata de vencer los impulsos del Sistema 1.

Si el Sistema 2 aprueba, entonces los sentimientos, intuiciones y sensaciones que proporciona el Sistema 1 se tornan en creencias. Los impulsos se transforman en acciones voluntarias. Pero en el Sistema 1 se producen errores sistemáticos y sesgos que el Sistema 2, por más que piense lento, no puede evitar. Esos errores inducen a ilusiones cognitivas. El investigador llega más allá, afirmando que a veces podemos estar ciegos para lo evidente; hasta para nuestra propia ceguera. Por eso es que todo el mundo ve, solamente lo que quiere ver. Y además todo el mundo cree lo que quiere creer.

Aplicando estas ideas a la política venezolana de hoy en día, encontramos en un país altamente polarizado una cantidad de posiciones tomadas que para la racionalidad parecen absurdas. Existen en los dos polos personas muy inteligentes y cultivadas, que expresan posiciones extremistas y defienden lo indefendible. Los que defienden a ultranza a este gobierno justifican la injerencia del gobierno y de los militares cubanos en actividades que deberían ser manejadas exclusivamente por venezolanos, pero rechazan como una ofensa inadmisible cualquier declaración de Estados Unidos o de la Unión Europea sobre el país.
 
Para un revolucionario duro, por más intelectual que sea, está justificado que Daniel Ortega, presidente de otro país, haya venido hace años a un acto político partidista del PSUV en Caracas, para apoyar a los candidatos del gobierno en unas elecciones. Sin embargo, si desde su escritorio fuera de Venezuela al Secretario General de la OEA, o al premio Nobel de la Paz Óscar Arias, se les ocurre sugerir alguna medida humanitaria para algún preso de la oposición, entonces ese mismo revolucionario lo acusa sin tapujos de entrometido, y lo insulta profusamente.

Al opositor extremista por su parte le encanta la idea de que las democracias occidentales traten de decidir nuestro devenir político, porque “esto no tiene solución sino con apoyo extranjero”. Los más desubicados soñaban con que vinieran los portaaviones de Trump a sacar al gobierno. Sin embargo, ese mismo opositor duro rechaza cualquier declaración de los países amigos del gobierno como Irán, Rusia, China, Cuba, o Corea del Norte.

¿Son ellos ciegos para lo evidente como afirma Kahneman? El sentimiento, la intuición, el resentimiento, complejos y fantasmas que se forman en el Sistema 1 de un chavista duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 la creencia de que siempre hay una conspiración, guerra económica o un magnicidio en curso, liderada por la oposición o por el imperio?

Por otro lado, el sentimiento de impotencia, de rabia, rechazo y exclusión que se forma en el Sistema 1 de un opositor duro, por más intelectual que sea, ¿le impone a su Sistema 2 su impulso de venganza, su ilusión cognitiva de que volveremos a la Venezuela de antes, su ceguera ante las prácticas ególatras que también tienen algunos líderes de la oposición?

La intuición, sentimientos o sensaciones de cada uno de estos extremistas, les lleva a reacciones automáticas, que prueban que muchas veces el Sistema 2 no puede darse cuenta del error en que le hace incurrir el Sistema 1. Kahneman resuelve el conflicto llegando a un compromiso en el que debemos “aprender a reconocer situaciones en las que los errores sean probables, y esforzarnos en evitar errores importantes cuando están en juego cosas de primer orden”. Esto quiere decir que voluntariamente debemos luchar en nuestro cerebro para que nuestros prejuicios, intuiciones e ilusiones cognitivas que se forman en el Sistema 1, el de pensar rápido, no hagan incurrir en errores relevantes al Sistema 2, el de pensar despacio.
 
De cualquier manera Kahneman explica que la intuición procede no de la espontaneidad ni menos de la magia, sino de un proceso de reconocimiento, en el cual como todos tenemos información almacenada en nuestros cerebros, producto de nuestras experiencias vividas, damos respuestas “intuitivas” muy rápidas, cuando nos confrontamos con situaciones ya conocidas. Por eso tomamos posiciones antes de tener la información completa.
 
Es que el Sistema 2, explica Kahneman, requiere atención y esfuerzo para decidir, y nosotros no estamos siempre dispuestos a prestar atención, ni a hacer un esfuerzo. Por eso los “pensamientos y las acciones que el Sistema 2 cree que ha elegido, son a menudo guiados por la figura central de la historia, que es el Sistema 1”. Esto explica en una forma práctica por qué tenemos prejuicios, y además la razón por la cual antes de tener la información completa sobre un asunto, fijamos una posición muchas veces equivocada.
 
Evitemos tomar esas posiciones prejuiciadas, en esta Venezuela tan políticamente polarizada, para tratar de convivir mejor con los que piensan diferente a nosotros. Cohabitar nunca es fácil, y si es con alguien que tiene posiciones tomadas a ultranza resulta mucho más difícil.

alvaromont@gmail.com
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